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jueves, 13 de febrero de 2014

Apoyo la huelga de hambre de mi amigo Paco Casero

 
 
Querido Paco:
Siempre has sido valiente y comprometido. No entiendo bien tu locura gandhiana de hacer huelga de hambre para luchar por las causas que consideras justas, pero debo reconocer que cuando lo has hecho, ha sido porque tus esfuerzos anteriores por corregir el curso de los acontecimientos no han dado resultado.

Siempre has sido un hombre dialogante, comprensivo y muy razonable. Escuchas con atención, entendiendo las razones de los  adversarios de tus causas, razonas con suavidad defendiendo las tuyas, buscas el acuerdo hasta la extenuación y casi siempre lo has encontrado, pero cuando no ha podido ser, con tu mirada limpia y sin odio, te has retirado y casi como un mártir has seguido defendiéndolo con sacrificio personal, como si tuvieras la seguridad que a mi me falta de que los adversarios de tus causas, ante tu sufrimiento acabarán cediendo, porque también son seres humanos y  porque lo que es justo acaba triunfando.
Siempre he tenido dudas sobre qué hacer para enderezar el rumbo de nuestro mundo, que al borde del precipicio trata de quedar a flote, soltando como lastre cada vez a más seres humanos. Hoy con la esperanza casi perdida en las causas colectivas, leo tu  manifiesto casi desesperanzado y recupero algo de ilusión en la lucha colectiva por un futuro para nuestros hijos y nietos, como si no fuera imposible, como si los poderosos nos hubieran llevado hasta aquí sin darse cuenta.
Siempre tus causas  a mi también me han parecido justas y buenas para el futuro de todos, en algunas modestamente he estado a tu lado anónimamente pero sintiendo tu cariño cuando nos saludábamos como compañeros, por eso ahora, temiendo por tí porque eres un bendito cabezón, apoyo tu lucha y estaré contigo dónde nos convoques, pues a lo mejor tu llevas razón y los adversarios son seres humanos capaces de ceder para que todos tengamos futuro.

Yo no lo veo, pero si tu lo ves voy a seguirte... con una sonrisa.