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martes, 13 de octubre de 2015

HAY SALIDA DEL LABERINTO DE CATALUÑA


A lo largo de la historia de la humanidad  y en todos los grupos humanos han existido conflictos cuando los líderes de una parte ven las cosas de una manera y los de la otra parte de otra...y es dificil entenderse cuando solo se habla de las diferencias y sobre todo cuando afloran los sentimientos o las creencias.
Lo más frecuente ha sido resolver estos enfrentamientos con la violencia y/o las guerras. Nosotros llevamos razón, vosotros creeis que la razón es vuestra,... no hay problema hacemos una guerra y el que gane impone su visión, pues es mejor morir con honor por la causa  que creemos justa que vivir cediendo al otro una parte de la razón.
La guerra civil norteamericana es un ejemplo indeseable de como resolver el conflicto que suele nacer de que las dos partes construyen relatos diferentes para un mismo hecho, es por eso que creo que cuando los seres humanos queremos evitar una confrontación que implica serios problemas a todos los afectados lo primero que deberíamos hacer es ponernos de acuerdo en el relato de los hechos sin entrar a considerar  quién tiene razón en los agravios que sustentan la posición de cada uno  y menos aún en  las ventajas hipotéticas de imponer una de ellas. No hay forma de resolver este tipo de embrollos acudiendo a los sabios y menos a los historiadores, pues  el mundo está lleno de expertos que hoy dicen una cosa y mañana la contraria, en la mayoría de los casos justificando con argumentos o razones la creencia que tienen o defienden.

Desde hace años sabemos que aproximadamente dos millones de catalanes mayores de edad quieren que Cataluña sea independiente, lo han dicho con manifestaciones, diadas, quasi referendum o elecciones, los otros tres millones y medio quieren otra cosa o no sabemos que quieren porque no participan en las convocatorias electorales. Esto es un hecho que difícilmente se va a modificar.

Otro hecho es que en Cataluña por la razón que sea, en la que no voy a entrar para no provocar un debate poco útil, la mayoría de los ciudadanos, teniendo en cuenta lo que han manifestado en numerosas encuestas,  desean adquirir un nuevo derecho para ellos como catalanes que es EL DERECHO A DECIDIR si Cataluña será independiente o no, sin importarle que la Constitución no prevea esa contingencia, pues lo quieren y dicen que la Constitución no es inamovible y se cambia cuando hace falta, y...no les falta razón.

El domingo 27 de septiembre de 2015 se han celebrado elecciones autonómicas en Cataluña planteadas como plebiscitarias por el gobierno de la Generalitat, que para que quedara más claro se ha presentado en una nueva coalición política, Junts per el Si, entre las dos fuerzas que lo formaban Convergencia Democrática y ERC, pues Unió Democrática se salió de la coalición gobernante al no estar de acuerdo con el “procés”. Para ser exacto  JuntsXSi incluía también a la llamada sociedad civil favorable a la independencia y para reforzar esa idea la lista estaba trufada de independientes  que incluso ocupaban los tres primeros puestos. El resultado de este hecho es que han ganado las elecciones destacadamente pero tendrán dificultades para formar un gobierno  que pueda llevar adelante el “procés” hacia la independencia que es su único objetivo. Necesitan sumar 6 escaños a los 62 que tienen y las opciones son: que los apoye la CUP( una candidatura independentista de izquierdas revolucionaria) con sus 10 diputados, que se abstengan los 63 escaños restantes o que consigan el apoyo de  tránsfugas, cosas todas ellas improbables o muy difíciles de hacer comprender  a los ciudadanos, salvo a los convencidos de que la independencia es un fin tan bueno que justifica los medios... siempre que no sean violentos.

La coalición que casi obtiene la mayoría del Parlament es nueva pero sus partes ya se habían presentado a las elecciones anteriormente y han perdido votos, pese al incremento de la participación sobre los que obtuvieron por separado en 2012, lo que es especialmente grave si tenemos en cuenta que ahora se les ha sumado teóricamente la “sociedad civil”, por lo que la insistencia en que debe ser presidido el gobierno por Artur Mas, el responsable político de este retroceso es algo difícil de sostener a medio plazo y en cualquier otro sitio ya habría dimitido para facilitar una salida política al embrollo.
Es obvio que “los otros” no son un bloque homogéneo como para poder formar un gobierno alternativo, de hecho si no fuera por el objetivo independentista habría diversas combinaciones para formar un gobierno estable en la Generalitat de Catalunya, pues en realidad hay  6 grupos parlamentarios que podrían combinarse, al menos de dos formas viables.

Para dificultar más los acuerdos de gobierno nos encontramos en precampaña de una elecciones generales que anuncian un gran cambio en las Cortes Españolas, donde es muy probable que ningún partido obtenga la mayoría absoluta, por lo que todos esperarán a que pase el 20 de diciembre para saber que heridas tiene que restañar cada uno y sobre todo para no perjudicar sus expectativas de voto con pactos que podrían hacerles perder a parte de su electorado.

Si tenemos en cuenta el precedente andaluz de que con una victoria incontestable del PSOE-A el  22 de marzo, se tuvo que esperar 81 días para que Susana Díaz encontrara un socio  para ser investida presidenta, lo que solo fue posible tras el análisis de los resultados de las municipales y autonómicas del  24 de mayo. Parece razonable pues que nada importante ocurrirá hasta el 20 de diciembre, sólo a 82 días de las elecciones catalanas.

Hay tiempo para el diálogo y la búsqueda de nuevos consensos tanto en España como en Cataluña, pues  parece claro que todos necesitan modificar la Constitución para  ajustarla a los nuevos tiempos y para acoger también o no el nuevo derecho ciudadano a decidir, acotarlo y fijar las reglas para su ejercicio con las debidas garantías, pero claro no sólo para los catalanes sino para todos los españoles y en ese momento espero ver la proverbial habilidad de los electos y el “seny” de los políticos catalanes.

Se puede salir del laberinto en que nos han metido por que todo embrollo puede desenredarse cambiando la forma de actuar,  construyendo un nuevo relato basado en los hechos y no en los sentimientos, pero todos deben saber que no hay salida fuera de la Constitución.