El sábado 5 de julio nuestro destino era Estocolmo para que Guillermo y su hijo se hicieran una somera idea de la capital de Suecia asentada en un archipiélago de catorce islas en el fiordo que comunica el mar Báltico con el gran lago Mälaren. La ciudad funciona como una unidad gracias a 50 puentes y a unos buenos servicios públicos. Hay mucho que ver sobre todo si no se va en verano, después de Midsommar los estocolmenses se van de vacaciones, los que pueden, y se nota en restaurantes cerrados y sin espectáculos, pero todos los museos están abiertos y como todavía no es una ciudad tomada por los turistas da gusto entrar en ellos, aunque todos sean de pago.
El día fue lluvioso y a ellos los dejé en Skansen, un gran museo al aire libre con casas antiguas de toda Suecia, personas ataviadas a la antigua y un zoo de animales nórdicos, magnífico para familias en días sin lluvia, pero aún así lo pasaron bien y remataron visitando la joya museística de la ciudad que es el Wasa, impresiona ver un gigantesco barco de guerra del siglo XVII que nuevo y en su viaje inaugural se hundió en el fiordo en cuyo fondo reposó 333 años desde 1628 hasta 1961. Mientras, yo daba vueltas para repostar y luego buscar aparcamiento cerca del museo de Antigüedades nacionales de Suecia( Historisca museet), que contiene muchas joyas desde la prehistoria hasta la llegada del cristianismo, casi todo explicado en sueco y algo en inglés, afortunadamente se puede arrendar a módico precio una audioguía en español, pero antes en su cómodo restaurante comí una crema de brócoli acompañado de pan y café con leche. Rematamos la excursión dando una vuelta en coche para acercarnos al ayuntamiento, para mí el monumento más interesante de la ciudad y aunque de lejos pueda parecer una iglesia por su alta torrre fue construido para ayuntamiento en el primer cuarto del siglo XX y muestra de la pujanza económica de la ciudad. Ellos no pudieron verlo pues ya estaba cerrado y yo recuerdo que me impresionó por dentro, sobre todo la sala del Consejo, donde se reunen los 101 concejales, aunque sólo 12 tengan dedicación absoluta. Regresamos a la casa por una preciosa carretera rural. Cenamos pronto para acostarnos temprano pues el domingo ibamos a atravesar Suecia hacia el suroeste hasta la costa de Kattegat.
El domingo 6 a las 8:40 salimos para recoger a Christina en Strängnäs, con ella y su perrita Kita completamos los más de seiscientos kilómetros que nos separaban de la costa suroeste de Suecia a la orilla del Kattegat donde habita nuestra "hija mayor" Li. El encuentro con Christina fue muy alegre pues está mucho mejor de lo que esperaba. Son muchos kilómetros pues abandonamos la autopista para ver mejor el campo, llovía continuamente, había mucho tráfico y algunos embotellamientos. Christina había preparado un rico picnic con todos los avíos y elegido un lugar para parar, donde ella hacía un alto cuando niña viajaba con sus padres, en la orilla del lago Vätten al lado de las ruinas del castillo de Brahehus y frente a la isla de Visingsö. Llovía, pero hay algunas mesas con tejado y cuando corría para ocupar la única que estaba libre...,dejó de llover y fue magnífico disfrutar de las exquisiteces suecas que nos había preparado, incluído café.
Finalmente llegamos y los abrazos fueron emocionantes, Li en el curso 1982-1983 fue au pair en nuestra casa de Córdoba cursando estudios en la universidad y estuvo en el segundo cumpleaños de Guillermo. La casa que tiene es una maravilla sueca y también estaba Nils, su pareja, su hija mayor Sofía con su hija Alicia, casi de la misma edad que mi nieto. Me emocioné mucho al pensar que quien había tratado como hija, ya tenía nietos. La cena fue sueca total con el mejor salmón ahumado que he tomado acompañado de lechuga y patatas recién recogidas por Nils con una salsa perfecta acompañado primero de cava y luego de Riesling. Me quedé dormido pronto. Seguiremos contando lo que sucedió al día siguiente...