Ayer en el
Congreso de los diputados, Pedro Sánchez alcanzó un nuevo triunfo político al
conseguir aprobar sus terceros presupuestos generales prácticamente con el
mismo apoyo con el que fue investido en 2018 tras la moción de censura a Rajoy
y que después revalidó en una nueva investidura
tras las elecciones de 2019.
Pedro Sánchez ha sabido mantener un sólido apoyo parlamentario, pese a la fragilidad que supone acordar
simultáneamente con una docena de fuerzas políticas que con sus lógicas y
desesperantes tiras y aflojas lo han apoyado en tres presupuestos y en cientos
de votaciones. Con solo 120 votos del PSOE y 34 de Unidas Podemos consigue
sumar otros 33 de ERC, PNV, Bildu, Más País, Compromis, PdeCat, Coalición Canaria,
PRCantabria alcanzando los 187 frente a
los 156 en contra del PP, Vox, Ciudadanos, Juntsxcat , Na, Teruel existe y hasta la CUP. Como se ve el primer grupo se
puede poner de acuerdo para apoyar un programa de gobierno y el segundo no
podría ni aunque quisiera, que no quiere. Este gobierno ha conseguido, tras todo
lo que hemos vivido,superar los 180 votos alcanzados al principio de su
andadura gobernante. Sin duda su éxito político debe mucho a la capacidad de
muchos de sus ministros y destacadamente de la habilidad negociadora de sus
vicepresidentas, destacadamente de Yolanda Díaz y por supuesto a la responsable
del triple milagro de los presupuestos, la andaluza María Jesús Montero, lo que
no empece el mérito de la hazaña de Pedro Sánchez.
Hasta que la
suerte, y su indiscutible habilidad, lo aupó a presidente en mayo de 2018 Pedro
Sánchez pasó un calvario de ataques y
descalificaciones para descabalgarlo de las posiciones que había ganado
limpiamente en el PSOE con el apoyo mayoritario de los militantes que
respaldaban el giro a la izquierda del
partido frente a los que optaban por una posición más centrista, más cercana a
mis preferencia. No me canso de recordar que el poderoso Juan Luis Cebrián,
presidente a la sazón del poderoso grupo PRISA lo insultaba sin rubor
llamándolo; “el secuestrador del PSOE”, “el fracasado”, “el insensato sin
escrúpulos”, “el cobarde”, “el mentiroso”, por no plegarse a la orden de apoyar
la investidura de Rajoy en 2016. Hoy Pedro Sánchez lleva ya más de cuatro años
de presidente del gobierno y Cebrián no es nadie aunque sigue vomitando sus
dicterios contra este gobierno al que
con libertad y pocos argumentos ataca
sin tino.
Entiendo que debe
ser insoportable para Cebrián y la derecha española que el que consideran el títere, el payaso,
el irrresponsable, el amigo de los terroristas de ETA, el siervo de los que
quieren romper España y que con una ambición desmedida llegó a presidente
derribando a Rajoy, no solo participa decorosamente, aportando ideas que son
tenidas en cuenta, en los encuentros internacionales ocupando el sitio que
España se merece, y para que no quepa duda sobre su liderazgo en el mundo hoy ha sido elegido presidente de la Internacional
Socialista que agrupa a 132 partidos socialdemócratas de todos los continentes;
la primera vez que un español ocupa el sillón de Willy Brandt . Además sigue
gobernando con la legitimidad que le
da el apoyo de los diputados que
representan a más del 53 % de los votantes, lo que ha hecho sorteando todo tipo
de adversidades: guerras, pandemia, volcanes, inundaciones, subida precios,
etc, tomando medidas arriesgadas para minimizar los daños, manteniendo el
empleo, ampliando libertades y corrigiendo las desigualdades, porque para los
socialistas la libertad no es una palabra vacía que arrojar al
adversario, como hace I.D.A., la Juana de Arco madrileña de la derecha, para
ocultar sus políticas favorables a los ricos y contrarias a los servicios
públicos, sino una condición necesaria “para ser libres” como
respondió Fernando de los Ríos, otro socialista ejemplar, a la pregunta que
hace más de cien años le formuló en Moscú un Lenin triunfante cuando aquél le
reclamó las libertades que el pueblo soviético había perdido con la revolución: “¿Libertad,
para qué?”,…pues para ser libres todos, no solo los que puedan pagársela,
porque ese es el auténtico reto de un gobernante socialista hoy, conseguir
disminuir la desigualdad y sobre todo garantizar los servicios públicos que son
imprescindibles para tener una vida digna sin la cual la libertad es una
palabra vacía.
Estos presupuestos
son un paso en el camino correcto y ojalá el electorado se dé cuenta de que
este gobierno , gobierna para la mayoría, y lo respalde más ampliamente en las
urnas el 10 de noviembre de 2023 y de esa forma podamos seguir contando otros
cuatro años más con Pedro Sánchez reforzado tras su presidencia europea y con su indiscutible baraka(suerte).