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miércoles, 21 de diciembre de 2022

¡CALMA. MUCHA CALMA!

 



En mi familia siempre que hay una discusión fuerte o cualquier tipo de lío en el que levantamos las voces más de la cuenta, alguien consigue imponerse diciendo ¡Calma. Mucha calma!  y entre sonrisas reconducimos la situación, porque es lo que solía usar mi padre en situaciones parecidas.

España va bien porque los españoles se esfuerzan a diario en la tarea de cada uno, con las dificultades propias de la situación compleja en la que está el mundo,  y no hay ni por asomo el más mínimo indicio que permitiera afirmar que hay un conflicto grave entre nosotros, que impidiera el normal discurrir de nuestras vidas y que pudiera dar pie a algo malo y terrible como una guerra civil o un golpe de estado o una dictadura, si no fuera porque los medios nos machacan con el enfrentamiento cierto que tienen los políticos entre ellos, en el que utilizan esas gruesas y graves palabras  como armas arrojadizas en un debate carente de sentido.

Lo cierto es que el PP lleva más de 4 años incumpliendo la Constitución y las leyes  al negarse a pactar los miembros del CGPJ que corresponde designar al parlamento y que  requieren una mayoría cualificada de 3/5. Esta es una técnica repetida por la derecha para no perder la mayoría que alcanzan en dicho órgano cuando ellos gobiernan y además con el peregrino argumento de negarse a que Unidas Podemos participe en el pacto, porque a ellos les parecen antisistema, como si los electores no hubieran votado a los diputados de esa formación política en número suficiente hasta para formar parte de un gobierno de coalición con el PSOE. El PP no es nadie para otorgar legitimidad o legalidad a nadie, por más que sus medios afines se empeñen en repetirlo.

El CGPJ es el órgano que gobierna la justicia y como el poder solo emana del pueblo a través de las elecciones, son los parlamentarios los que designan a sus miembros conforme a los resultados electorales de entre los propuestos por las propias asociaciones de jueces y fiscales, no vayamos a creernos que los políticos pueden nombrar al primero que se les ocurra, aunque algunos así lo parezcan . Rizando el rizo, afirman que se oponen también porque hay que cambiar el sistema de elección, lo que es legítimo sin duda y que podrían hacer en cualquier momento, cuando tengan mayoría parlamentaria para aprobarlo, pero lo que no es admisible porque no es legal es no cumplir la ley vigente hasta que no se cambie a su gusto. Es como si yo pudiera decidir no pagar los impuestos, porque no estoy de acuerdo que con ellos se financie a las iglesias, o a los sindicatos, o…a lo que sea mi deseo,  pero yo no puedo hacerlo porque la ley me castiga hasta con la cárcel si lo hiciera, lo curioso es que ellos pueden incumplir la ley y no hay castigo posible.

El PP incumple la ley porque quiere seguir teniendo una justicia a su medida que le permita sortear la infinidad de casos en los que está incurso y la mejor manera de hacerlo es llevando la situación al límite y acusando al gobierno del delito imaginario de estar preparando una revolución para instalar una dictadura bolivariana, por supuesto.

Cuando el gobierno, obligado tras el disparate de que un CGPJ caducado hace 4 años impidiera la renovación del Tribunal constitucional, iniciara la tramitación con un  retraso, a mi juicio excesivo, de una reforma legal urgente que solucionara el ilegal bloqueo de  las instituciones promovido por el PP con el sostén de Vox y de Ciudadanos, de manera incomprensible, el PP recurre y la mayoría conservadora caducada del Tribunal constitucional ordena la paralización de la reforma por una mayoría de 6 a 5, impidiendo la independencia que corresponde al parlamento,… de vergüenza.

Aunque es obvio que la responsabilidad de la crisis es del PP por su insistencia en incumplir la legalidad,  como él no tiene ningún interés es resolverla porque con la ayuda de sus medios parece que le da rédito electoral, corresponde al gobierno  solucionar de una vez el disparate  en el que estamos  y promover una reforma legal que impida nuevos bloqueos en el futuro con castigos fuertes para los que obstruyen el normal funcionamiento de las instituciones, si es posible ofreciendo un diálogo parlamentario sensato y educado y si no, usando la mayoría que tiene. Los políticos deben solucionar los problemas de los ciudadanos y no crearnos con su acción conflictos que no existen fuera de su ámbito.

Los ciudadanos tenemos ganado el derecho a tomarnos los polvorones tranquilamente, a disfrutar de las fiestas navideñas en familia y los políticos tienen la obligación  de entregarse sin descanso a resolver esta crisis que ellos han fabricado por acción o por omisión de forma que podamos iniciar un año nuevo, electoral, pero con calma, mucha calma, nos lo deben.

Os deseo felices fiestas con mi gratitud infinita por leerme, hacer comentarios y compartir mis artículos.