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martes, 11 de junio de 2024

LA EUROPA NECESARIA

 




Hacer un análisis apresurado al día siguiente de unas elecciones muy importantes, a mi juicio, es malo. Decir  lo primero que se te ocurre siguiendo la tendencia universal de los opinadores  es inútil y reiterativo, pero  aún es peor no decir nada, en un acto de soberbia o despecho, como si no te importara lo sucedido y esperando de alguna manera que los hechos posteriores lleven la contraria a los que si tuvieron el arrojo de saltar a la arena.

Qué Europa, la Unión Europea, está en crisis, incluso que está en peligro, me parece un  resumen  breve y certero de la situación en la que nos encontramos los  aproximadamente 450 millones de europeos que disfrutamos de ciudadanía en los 27 estados que la integran y que sienten ya en sus fronteras el horror de la guerra. En el parlamento europeo la ultraderecha asciende al 21,5% y consolida el salto al 20% que dio hace 5 años  en el furor del Brexit; los socialistas y socialdemócratas siguen bajando lentamente, pierden ahora 4 escaños de los 139 que sacaron en 2019 y ya son menos del 20% de los 720 eurodiputados que acabamos de elegir, los liberales bajan mucho, de 102 a 79 escaños, pero como los populares suben de  176 a 186 escaños, el Gran Bloque de liberales, socialistas y populares conserva el 56 %  de los escaños, lejos del 70% de hace 20 años pero suficiente para seguir gobernando la Unión Europea seguramente con  Ursula von der Leyen de presidenta. A este bloque podrían sumarse los diputados del 7% de los verdes, que han bajado de 71 a 53 escaños, si se mantiene la imprescindible política ambiental.

No ha habido por tanto ningún cataclismo que permita anunciar que estamos al borde del abismo y que el “fascismo” está a las puertas  de instaurar un gobierno populista autoritario en Europa, porque ese Gran Bloque que ha gobernado la UE desde el principio puede continuar gobernando, consolidando lo conseguido  y quizá avanzando en políticas que permitan  a medio plazo arrebatar a la ultraderecha el electorado que viene captando poco a poco con sus proclamas nacionalistas y xenófobas o no. Pero sería de avestruces  esconder la cabeza bajo tierra y creer que como es posible que los mismos pueden seguir gobernando, no hay problema y que todo va a ir bien simplemente porque nos gustaría que así ocurriera, sin ver que la tendencia es al crecimiento de las opciones populistas de ultraderecha y más aún si Trump consigue ser el primer presidente electo condenado por los tribunales.

Hacer lo que a mi juicio hay que hacer, en principio no será difícil porque los socialdemócratas han perdido peso y continúan en una línea descendente desde el 35% del parlamento que tenían hace 35 años  al 20% actual y salvo en España, Portugal y países nórdicos  su situación es delicada, pues en la rocosa Alemania donde fue la primera fuerza política, pasó  a ser la segunda  en la época de Merkel, para quedar ahora en la tercera plaza tras la ultraderecha; en Francia e Italia siguen en horas bajas, aunque hay signos esperanzadores pues en Francia han subido  de 5 a 13 escaños y  en Italia de 19 a 21. Esta situación puede provocar que las condiciones que pongan  los socialistas para entrar en el Gran  Bloque, sean excesivas para una derecha popular que gobierna o al menos coquetea en muchos sitios con la ultraderecha  y a la que creería contentar con una política de emigración restrictiva y de  medio ambiente  negacionista,  que aunque saben que es suicida parece que está ganando terreno en su electorado.

En España las elecciones, a mi juicio, han sido un desastre porque la participación ha sido inferior a la mitad y gracias a que el electorado de derechas  se ha movilizado algo más, el PP es la primera fuerza política pero con los votos solo del 17% del electorado, Pedro Sánchez se mantiene en segundo lugar, a su izquierda el desastre ha sido claro, pues Sumar no ha sabido armar una estrategia de unidad, obligando a Yolanda Díaz a dimitir y  Podemos ha tenido menos votos que el “vocinglero” Alvise que básicamente ha conseguido el respaldo de jóvenes varones  votantes del PP y Vox; gracias a ello Vox se frena y el PP no sube todo lo que esperaba tras el hundimiento de Ciudadanos. En Cataluña se confirma que la estrategia de apaciguamiento sigue dando frutos a favor de la normalización de esa parte de España, pese al premio de consolación que se han cobrado los secesionistas con el control del Parlament , aparte de que a mí me gusta que el gobierno no presida también el parlamento que es el órgano que lo controla, yo creo que esto despeja la investidura de Illa, aunque lo chamusquen un poco, porque no creo que los secesionistas sean tan tontos de arriesgarse a repetir elecciones.

En Francia, el hábil Macron aprovecha el “triunfo” de la ultraderecha para convocar elecciones anticipadas cuando todavía no han pasado ni dos años de las anteriores, en un ejercicio de lógico oportunismo, aprovechando que  a diferencia de la proporcionalidad pura de las europeas, el sistema electoral francés es mayoritario con segunda vuelta   y por tanto, aunque los partidarios de Le Pen fueran la primera fuerza cree que lo suyos serían la segunda en la mayoría de las circunscripciones, porque los socialistas están mal y el Frente Popular anunciado puede naufragar  por los personalismos típicos de la izquierda o ser difícil de articular, por lo que cree que  en la segunda vuelta sus candidatos contarían con el apoyo de los electores de izquierda aunque tuvieran que votar tapándose la nariz y así podría tener mayoría suficiente en la Asamblea Nacional y redondear brillantemente su segundo mandato presidencial y dejar el legado político que desea, nada que mejore la vida de los franceses pero así es la política.

Necesitamos más Europa pero también mejor, capaz de defender nuestras conquistas incluso diplomática y militarmente, que nos haga seguir progresando en un mundo multipolar pero donde nosotros los ciudadanos veamos garantizados nuestros derechos, pues aunque el peligro de regresar a los errores que nos llevaron  en Europa al desastre de las Guerras del siglo XX  no está hoy más cercano que ayer,  el peligro es real y sin duda existe y la única manera de conjurarlo para el futuro es enmendando los errores cometidos que provocan la desafección de los ciudadanos hacia las políticas que llevan a cabo los gobiernos y que indudablemente engrosan las filas de la ultraderecha, como si  no fuera posible hacer las cosas que necesitan los ciudadanos para tener una mejor vida. Hay que dejar de asistir impasibles al incremento de la desigualdad y la injusticia, a la falta de vivienda, al deterioro de la sanidad y la educación públicas, a la pobreza de los jóvenes y de tanta gente, a la xenófoba e inhumana  política migratoria, etc…no hacerlo y creer que todo se arregla solo, es de avestruces.