El sábado noche estuvimos cenando de tapas pues Melilla es el paraíso de esta forma de comer, como teníamos hambre nos tomamos tres cervezas cada uno en el bar Castelar con su correspondiente tapa y luego dos más en la Cervecería, ricas y a precio granadino. Los camareros son ágiles y alegres, mayoritariamente melillenses de origen bereber. Las cervezas frías y bien tiradas. Es la forma de comer que más me gusta y en Melilla es de arte. Luego rematamos en otro local con un perfecto "Juanito" Daniels abundante y "en las rocas", para compensar el déficit alcohólico acumulado. El sueño vino solo y el amanecer agradable nos dispuso para recorrer la ciudad.
Melilla la Vieja, fue lo primero y sinceramente es un buen ejemplo de ciudad amurallada de los siglos XVI-XIX , limpia y cuidada. Pasear por ella es agradable y las vistas de la ciudad moderna, de la costa y el mar merecen la pena. Nos agradaron mucho unos pequeños museos que dotan de contenido la visita y nos permiten aprender el montón de cosas que ignoramos. El museo de Las Peñuelas que en su planta baja es etnográfico de las culturas Amazigh(bereber), gitana y sefardí, con folletos en caló, amazigh y hebreo y en la alta es de Arqueología e Historia de Melilla, con una buena maqueta de la ciudad antigua. El museo Casa del Reloj con una interesantísima exposición REALIDADES INVISIBLES de pinturas de María León Buendía con poemas de José María García Linares. El museo militar Baluarte de la Concepción completó el periplo por la ciudad vieja. Desde el baluarte se escuchaba cómodamente la manifestación nacionalista contra Pedro Sánchez al ritmo del españolísimo pasodoble "Y viva España", compuesto en 1971 por el músico Leo Caerts y el letrista Leo Rozenstraten, ambos belgas. Apagados los ecos musicales bajamos a hacer la ruta del modernismo, estilo mayoritario de los edificios del ensanche de la ciudad en el siglo XX bajo la influencia del arquitecto Enrique Nieto i Nieto, dando como resultado una estructura urbana agradable y elegante. Lamentablemente la mayoría de los edificios significativos carecen de placas identificativas, pero si alguien está interesado puedo enviarle MELILLA MODERNISTA, un librito de Antonio Bravo Nieto, cronista oficial de Melilla que me facilitó Emilio García y orientó nuestro paseo.
Luego compartimos bares con los manifestantes, muchas familias, con la banderas enrolladas en un ambiente de domingo muy agradable y pacífico que casaba poco con los mensajes apocalípticos que anticipan la ruptura de España si no hay nadie que dé el golpe de timón que los que convocan piden. Miedo me da un poco, pero espero poder llegar a casa a ver en directo la investidura de Pedro Sanchez y que se acabe aceptando que España es una monarquía constitucional parlamentaria y es presidente el que es elegido con la mayoría suficiente en el Congreso.