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martes, 12 de marzo de 2024

DIÁLOGO CON IRENE VALLEJO

 


Cuando hace algo más de tres años leí EL INFINITO EN UN JUNCO quedé atrapado, como muchos otros lectores, en la exquisita prosa de Irene Vallejo que me hizo descubrir un universo, el de los libros, de los que tanto he disfrutado. Como me pasó con Saramago, su mirada triste y profunda me cautivó y ardía en deseos de asistir a algún acto para conocerla en persona. Leía sus artículos y seguía su perfil de Facebook en el que contestaba a alguno de los comentarios que hacían sus seguidores. Su artículo EL PASADO EN CONSTRUCCIÓN, DISCULPEN LAS MOLESTIAS publicado en El País este sábado 10 de marzo de 2024, me dió la excusa para hacerle un comentario que luego escribí en su perfil de Facebook en la entrada dedicada a su artículo. Sin duda por vanidad, pero mucho más por admiración a ella comparto el diálogo:

Irene, magnífico artículo . Bellamente me hace pensar. Sólo una pega: ¿ porqué empieza con una afirmación rotunda que no es necesaria para la argumentación y que no tengo claro que sea cierta?. Estudié Ciencias Biológicas y trato de mantenerme al día y sigo sin estar seguro de que seamos la única especie consciente de su historia, es más, hay indicios de lo contrario. Nuestra ignorancia en qué sean los demás seres vivos, deberían hacernos prudentes en el uso de afirmaciones radicales. Afectuosamente.
Me respondió:
Juan Maria, yo lo consulté con dos amigos biólogos y me dijeron que la afirmación les parecía correcta. Los animales tienen recuerdos y conciencia de su propio pasado, de su vida. Pero no de lo que sucedió mil años antes de su nacimiento. Me dijeron que las especies animales no pueden transmitirse el recuerdo de lo sucedido siglos atrás, no tienen cronistas de un pasado remoto. De lo que sucedió miles de años antes de nosotros no tenemos percepciones propias, solo podemos conocerlo a través de un relato transmitido y heredado. Los seres humanos necesitamos inventar el lenguaje y solo pudimos hacerlo con eficacia gracias a la escritura. No hay indicios de que tal cosa se dé entre animales, me confirmaron. Pero si tú tienes evidencias en sentido contrario, estaré encantada de conocerlas. Me interesa mucho el asunto.
Le respondí:
Irene, muchas gracias por responder a mi sugerencia de que no es bueno hacer afirmaciones rotundas sobre qué pueden hacer o no los otros animales y me confirma la idea de que intentas ser rigurosa sin dejar de ser amena. Yo creo que hoy nadie puede afirmar que los animales no tienen conciencia histórica , aunque en el terreno de las opiniones me ganas al menos dos a uno. Yo hablaba de indicios como la existencia de lenguaje complejo en muchos animales, estructuras sociales complejas, rituales funerarios , la real transmisión cultural, el uso de herramientas,la certeza de que no es el instinto lo que rige la vida de muchos de ellos y mi confianza en la ampliación continua del conocimiento me permite pensar que pronto tendremos evidencias en lo que hoy parecen indicios, como viene sucediendo desde hace siglos. No hay que olvidar que hasta hace muy poco la "ciencia" afirmaba cosas que hoy consideramos disparates. Estoy repasando lo que tengo y no encuentro la piedra Roseta de la conciencia histórica de los animales, si la encontrara no dudes que te lo enviaría. Afectuosamente
Me respondió:
Juan Maria, tienes razón, yo también creo que los animales son mucho más complejos que el mero instinto. Queda mucho por descubrir. Las personas a las que consulté me aseguraron que no hay por ahora ni el más remoto indicio de transmisión de algo parecido a la memoria de acontecimientos históricos entre animales. Por otro lado, el artículo juega con ironía a lanzar afirmaciones categóricas y luego cuestionarlas en nombre de la flexibilidad. Al final digo que el lector no debe creerse la mismísima frase que está leyendo. Esa es la clave del texto, ese esfuerzo por interrogarse a sí mismo, como -creo- conviene interrogar a las tradiciones.
Le respondí:
Irene, Gracias por tu paciencia, ahora entiendo mucho mejor el sentido de tu artículo y sinceramente creo que mi objeción no aporta nada importante al mismo, en todo caso podría servir para otro artículo diferente.
Ella concluyó:
Juan Maria, me aporta reflexión y me recuerda la necesaria cautela. Todo eso es valioso, y, por tanto, agradezco tu objeción.
Y yo admirado enmudecí.
Además de una grandísima escritora, ¿es o no es una bella persona?
Dibujo de Irene Blasco