Todos los años surgen las propuestas más peregrinas para el Premio Nobel de la Paz, aunque ahora el Comité noruego que lo decide y que está reunido estos días lo tiene mucho más fácil que otras veces, porque hay una propuesta formal muy seria a favor de que se le conceda a Donald Trump. La apoyan en público personajes tan relevantes en cuestiones de paz como Netanyahu, los presidentes de Bielorrusia, Guinea-Bissau, Gabón y Pakistán. Otros muchos dirigentes mundiales lo desean pero no se atreven para no ser acusados de woke ( personas favorables a la equidad racial y social, el feminismo, al movimiento LGTB, la lucha contra el cambio climático y otras zarandajas izquierdistas o liberales) , sería el caso, por ejemplo, del inefable secretario general de la OTAN Mark Rutte que le dice dady (papá) en público.
Él mismo se considera un peacemaker (hacedor de la paz) injustamente incomprendido porque no entienden que lo que hace lo hace por nuestro bien, por el bien de toda la humanidad, aunque no oculta, estaría bueno, que lo primero es volver a hacer grande a América. Malinterpretamos que si insulta permanentemente a la oposición, hasta llamando imbéciles a Biden y su gobierno, si amenaza a periodistas, cadenas de televisión y periódicos, si ordena matar a civiles en aguas internacionales sin que se conozcan pruebas de sus delitos, si deporta salvajamente migrantes, si recorta fondos a universidades... y otras lindezas por el estilo la hace para concentrarse en conseguir la paz en un mundo donde los Estados Unidos de Norteamérica vuelvan a ser grandes,
Es verdad que en 2009 se lo dieron a Obama sin haber hecho nada destacable, basado en la esperanza de que llevaría a la realidad sus principios de defensa de la legalida internacional bellamente expresados en sus discursos, aunque después la realidad fue parca en resultados de paz. Trump cree que él ya hizo muchos más méritos en su primer mandato con la firma en 2020 de los Acuerdos de Abraham que permitieron a Israel normalizar relaciones con varias monarquías musulmanas , asustadas, todo hay que decirlo, por el claro poderío militar de Israel y las revueltas populares que azotaron en la década anterior a algunos países del área.
Es verdad, también, que Kissinger obtuvo el Premio Nobel por los acuerdos de paz de París que iniciaron el fin de la guerra de Vietnam, pero no debemos olvidar que eso ocurrió detrás de los brutales bombardeos norteamericanos sobre Hanoi y parte del Vietnam del Norte con más de 180.000 muertos y que gracias a las grabaciones de la Casa Blanca de la época sabemos que contaron con el apoyo del "diplomatico" USA para "ablandar" a los negociadores. O sea que si primero creas un conflicto armado o lo agudizas provocando miles de muertos inocentes, y cuando tu lo crees conveniente porqué has "ablandado" a la parte contendiente que tu no apoyas, haces una propuesta de paz que se ven obligados a aceptar aunque sea injusta y contra la legalidad internacional, puedes ser premiado con el Premio Nobel de la Paz.
Es decir que hay precedentes de sobra para que puedan valorarse los méritos de Trump como peacemaker, pues primero ha apoyado a Israel para que siga cometiendo un genocidio, incondicionalmente, como lo prueba el veto protector en la ONU, incluso agudizó el conflicto bombardeando Irán, con militares y material norteamericano pero por delegación de Israel que no tenía la tecnología necesaria. Nada de esto nos pilla por sorpresa porque USA tiene el ejército más poderoso del mundo y no duda en usarlo a tope en defensa de los intereses de sus ciudadanos muy ricos y de los aliados que cumplen sus órdenes,
Trump se comporta como un monarca absoluto, maleducado y lenguaraz, usa el ejército hasta dentro de los estados de USA para llevar adelante sus políticas migratorias e intimidatorias, a quien no se pliega a sus deseos lo castiga en lo que puede, al menos con subida de aranceles, así que si yo formara parte del Comité noruego que está reunido no lo dudaría, vaya a ser que se cabree y...