Ayer, jueves 28, por la tarde asistí al mayor homenaje que una agrupación
del PSOE puede dar a uno de sus militantes. La de Ayamonte, con la asistencia
de Juan Espadas y muchos compañeros, ha puesto a su Casa del Pueblo el nombre
de Isaías Pérez Saldaña, un buen hombre en todos los sentidos.
Isaías desde joven estuvo
comprometido en la lucha contra la desigualdad. Durante el franquismo militó en
la JOC ( Juventud Obrera Cristiana),
escuela de muchos militantes de la izquierda, luego fue un político
independiente y finalmente terminó en el PSOE
siendo un elemento clave para el desarrollo de la agrupación socialista
de Ayamonte, su ciudad natal, de la que
fue alcalde con mayoría absoluta. También ha sido diputado andaluz y consejero
de Asuntos Sociales, con un trabajo impresionante, y luego de Agricultura y
Pesca. Hoy continua en el tajo apoyando,
sin cargos, al partido en su localidad y como miembro activo de la permanente
del Consejo de Mayores del PSOE de Huelva, interesante órgano creado para
asesorar a la ejecutiva provincial pero que ya tiene 400 miembros que comparten militancia en un chat de wasap,
mucho más que saludos y chistes, y se reúnen mucho; e influyen, claro que influyen
y prestan su ayuda. Nunca se jubila uno de ser militante del PSOE
Siempre ha sido un apasionado
político al que tuve el gusto de conocer
en 1985 cuando yo ejercía de director general de construcciones y
equipamientos escolares en el equipo de Manuel Gracia y él estaba empeñado
desde el ayuntamiento en la mejora de los centros escolares, entonces
sobrecargados y anticuados. La educación es
su segunda pasión desde su experiencia como maestro y director escolar.
Isaías es un buen orador, pausado
y con buena memoria, fue quitarme la mascarilla un momento para saludarlo, y
llamarme “Juan María” aunque hace muchos años que no nos vemos. Agradeció el
homenaje desde la pasión compartida por el socialismo no excluyente y su
compromiso por la libertad, porque en
sus palabras: "los socialistas sabemos que la razón no la tiene nadie en
exclusiva y eso nos obliga a dialogar con todos, incluidos los adversarios",
"La buena política se hace dialogando con educación y buenas maneras para
llegar a acuerdos que mejoren las condiciones de vida de las personas".
En un momento en el que parece
que el insulto y la descalificación dominan las relaciones entre los
adversarios, sus palabras son un bálsamo necesario porque nadie posee la verdad
absoluta y menos en momentos complejos como los que vivimos, aunque parece que
es rentable electoralmente crispar y
dividir. Los políticos en activo deberían ser
buenas personas, como Isaías y si además imitaran su sonrisa, sería
perfecto. Enhorabuena “Don Isaías”