Un año más unos cuantos indeseables
de derechas aprovechan el desfile militar de la fiesta nacional de España para
abuchear al presidente del gobierno de España. Nada que objetar a ese uso maleducado
y chabacano de la libertad de expresión de la que disfrutan en la democracia
española, pero espero que sean conscientes de las consecuencias que tiene su
actitud reiterada e indecente contra todos los presidentes socialistas elegidos
por los españoles. Cuando gobiernan los suyos aplauden con pasión como si sólo
los de derechas tuvieran derecho a gobernar España y es que la verdad, ellos están
convencidos de que los de izquierdas somos unos indeseables que lo mejor es que
estemos en la cárcel o las cunetas.
No voy a ponerme trascendente,
todavía, porque como bien decía Alfonso Guerra: “Hay que poner las cosas en su
sitio. Hay personas, algunas personas, que abuchean a un presidente y aplauden a una cabra. Cada uno elige quien le
representa mejor”. Esto puede resultar divertido si no fuera porque a
continuación se rompen las manos aplaudiendo no solo a la cabra, sino a todas y
cada una de las unidades de las fuerzas armadas. La cabra es una anécdota pero la
apropiación simbólica de la monarquía y los militares no es inocente porque los
de derechas y algunos militares no se recatan en la opinión de que los
militares tienen “el sagrado deber” de intervenir autónomamente en defensa de
la unidad de España que para las derechas es la única parte de la Constitución
que parecen respetar, visto la indecente actitud en el cumplimiento constitucional
de la renovación de los órganos de la justicia.
Su “amor apasionado” a la monarquía
merece un párrafo aparte, porque ellos la
aman en la medida que esta se erija en bastión del conservadurismo de sus
programas políticos conservadores o
fascistas, que de todo hay en la derecha española siempre añorante de un pasado
glorioso e imperial que si bien dio algunos frutos memorables, sumió a la
mayoría de la población en unas condiciones de vida miserables hasta hace bien
poco tiempo. Por el contrario para la mayoría de los progresistas españoles, la
monarquía tradicional que ellos aplauden es la responsable junto a la iglesia
católica y los militares golpistas del atraso democrático que históricamente
hemos sufrido los españoles y que culminó con el horror del golpe militar del
18 de julio de 1936 que parecemos ser incapaces de superar, aunque dimos un
paso de gigante en la gloriosa, esta sí, Transición española que nos llevó casi
sin sangre de una dictadura criminal a una democracia homologable en Europa.
Si, tuvimos que pagar el precio de aceptar la monarquía que había impuesto el
dictador, heredera de la tradicional, a cambio de que esta se modernizara y fuera
constitucional, democrática y social y lo conseguimos superando nuestros
prejuicios y aceptando una conversión en
la que los más reaccionarios no creen.
Flaco favor hacen a España y a
la institución monárquica que adoran, los que abuchean al presidente y se rompen
las manos aplaudiendo al rey, porque este solo se sostiene en un pacto al que
llegamos los españoles hace 44 años para romper nuestro sino trágico. Los
progresistas vamos sintiendo cada día más que la monarquía es de la derecha y
que es utilizada por la derecha como arma arrojadiza, con cualquier pretexto
como este año con el retraso de menos de un
minuto en la llegada del rey y del presidente, hay que oír las estúpidas
declaraciones de los políticos del PP y de Vox para comprender que para ellos
la monarquía es un ariete contra el gobierno progresista que se remató con el esperpento
de enfervorecidos monárquicos que protagonizaron los diputados voxistas
llegando tarde a la sesión parlamentaria.
Para mí la monarquía es algo accidental como la bandera, que respeto y acepto para cumplir el pacto al que llegamos los españoles de izquierdas y derechas. Pido a los servicios de presidencia del gobierno que el próximo año ordenen al chófer del rey que llegue un minuto después, para no dar pretextos a los que ahora se sienten orgullosos de ser fachas.