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viernes, 18 de febrero de 2022

BREVERÍAS 33. AYUSO, CULPABLE

 



Mis dos últimos artículos dedicados  a la política enfangada en la que estamos viviendo, me ha permitido recibir muchas respuestas de amigas y amigos que me siguen, unos discrepando con razones y otros sumándose. Creo haberles contestado a todos  y es muy  agradable percibir que mis palabras tienen eco  en algunos lectores a los que se lo agradezco. Ayer empecé a escribir la siguiente brevería sobre mis recuerdos infantiles cuando estalló una nueva bomba política que oscureció toda la realidad mediática en la que vivimos y que me obliga de nuevo a escribir sorprendido y  con los pies en el fango y no volando sobre un pasado feliz.

Veréis, lo que a mi más me llama la atención no es que en el PP haya una guerra  a muerte entre Pablo Casado y la nueva y rutilante estrella madrileña de la derecha española, ni que haya un caso de corrupción en la administración de fondos públicos, uno más en el PP, pero que nadie saque demasiado pecho que cuando el Tribunal de Cuentas audite los contratos urgentes del principio de la pandemia nos llevaremos más de una sorpresa difícil de explicar, porque los sinvergüenzas saben aprovechar los momentos y mucho menos me sorprende  que se puedan usar los servicios de agencias de investigación privada por parte de alguien para aclarar un tema oscuro, es común en el mundo empresarial y privado y por supuesto los estados espían continuamente todo para no actuar a ciegas.

Lo que a mi más me sorprende en esta trama,  es que haya empezado con la denuncia escandalizada de Ayuso de que la dirección de su partido la estaba espiando para cargársela y que casi todos los comentaristas, como buenos toros bravos, hayan entrado al trapo y formado parte del coro de escandalizados por una práctica que salvo que se financie con dinero público o se hagan mediante prácticas delictivas es perfectamente legal y lógica en la defensa de intereses legítimos como es el buen nombre de un partido, entrando así a la cortina de tinta tendida por la maquinaria de emborronar al servicio de que doña IDA (Isabel Díaz Ayuso) sea la esperanza blanca de la derecha, no me digáis que el acrónimo no le va al pelo vista su actuación dramática de ayer jueves, con esa cara de víctima dolorosa y casi ida que es capaz de poner. Y aún más sorprendente es que nadie haya caído en la cuenta que precisamente se actúa así  porque IDA es culpable, presunta, claro, de un caso de corrupción , porque nadie inocente de ese delito arremete contra el acusador que hasta ese momento estaba siendo prudente e incluso timorato, sino que al contrario gallardamente exhibiría las pruebas de su inocencia dejando en evidencia las malas artes de sus oponentes, lo que si no se hace es porque no se puede.

No, no disfruto de una crisis que puede debilitar al PP y fortalecer a Vox y soy de los que está convencido de que en nada beneficia al PSOE un escándalo de esta naturaleza. Solo deseo que sean capaces de resolverlo y pretendo aportar mi granito de arena para desenmascarar  los juegos sucios que permiten que ladrones, corruptos, sinvergüenzas y oportunistas florezcan a nuestro alrededor y nos hagan la vida más difícil.

Si Carromero hizo algo o no,  es pura tinta de calamar tendida por quienes no tuvieron empacho en usar los servicios de los Villarejo o similares. Si Teodoro tenía malas intenciones al espiarla es completamente irrelevante, como lo es que  todo haya ocurrido porque IDA es el arma que quieren usar para defenestrar a Casado y su equipo, claro no hay que ser tonto para comprender que la dirección del PP no hubiera puesto tanto empeño por una comisión más o menos. Que Cayetana se sume al coro de los  escandalizados por el supuesto uso de espionaje político es solo prueba de su ambición, soberbia e ignorancia de la historia por mucho que tenga una tesis oxoniense “brillante” dirigida por Elliot, porque lo del Watergate fue un escándalo no porque Nixon espiara a los demócratas, algo que hacía el FBI de continuo, sino porque fue dirigido desde la Casa Blanca, usaron medios ilegales y luego trataron de taparlo todo. El remate del tomate es que en el tsunami esté participando la hundida Aguirre que pareciera querer apuntarse al puesto de sepulturera del PP, al grito de  “si no es mío, no es de nadie”.

Hace 35 años fui al centro de Sevilla con mi amigo Tomás para llevar a nuestros hijos  a ver la salida  de unos coches de carreras  y como había mucha gente y los niños no veían nada nos los subimos a los hombros pese a que ya pesaban bastante, en esa posición de pronto noté que alguien metía una mano en un bolsillo de mi pantalón, sereno y como no podía tirar al niño, sujeté la mano  del presunto ladrón que empezó a gritarme como un poseso como si yo fuera un agresor sexual. Eso es lo que hace un culpable inteligente o bien enseñado.