Powered By Blogger

sábado, 12 de agosto de 2023

AGOSTO EN LA ANTILLA. ¿UN DÍA DE FURIA?

 


El ruido me aturde, la gente me agobia, lo reconozco soy sociable pero cuando hay personas en cantidades discretas, en pequeñas dosis. Resido habitualmente en esta localidad costera, en una calle con 12 casas de las que solo dos están ocupadas todo el año y el resto van progresivamente ocupándose desde finales de junio alcanzando el lleno absoluto en estas fechas, para luego ir vaciándose lentamente hasta alcanzar la normalidad deseada a mediados de septiembre. Además de los ruidos propios de la vida corriente, la calle es un sinvivir de coches pasando para intentar aparcar y de personas a recogerlos a todas horas. Luego están los ruidos mañaneros de los butaneros y tapiceros, las madrugadas son de los camiones de basuras que acortan distancia a alta velocidad provocando terremotos del grado 5 al saltar el baden dispuesto para que fueran muy despacio, el resto del día son las fiestas pues todo el mundo celebra sus celebraciones familiares en verano con reuniones muy numerosas con acompañamiento musical, algunas veces con cierta calidad  en la que coros bien afinados nos deleitan quieras o no con sones andaluces , ahora mismo en directo  en la casa de enfrente y ayer en otra casa con aires centroamericanos y el otro día fue un cumpleaños amenizado por un grupo profesional muy meritorio con su megafonía y todo. Es un sin vivir aunque la mayoría respete dos horas de siesta y la finalización a medianoche. Para remate en la cercana avenida motos ruidosas y autos con más altavoces que un estadio. Estoy deseando que se vayan , aunque ahora el coro canta al toro enamorado de la luna al menos a 5 voces bien nutridas. Cosas del verano y sigue sin llover pese a los abanicos de colores. Estaba a punto de saltar pero ahora van por Sabina y sus quinientas noches, no sé, voy a guardar la recortá de momento y me voy a la playa en busca del agua.