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lunes, 19 de febrero de 2024

6 MENORCA COSTA NORTE

 


Este lunes 19 de febrero amaneció sin tramontana, así que decidimos dedicar el día a estar al aire libre  para ver aves en el Parque Natural de Sa Albufera des Grau , tranquilamente tomamos la Me-1 dirección Maó , pero resulta que a la altura de Ferrerías un coche de la guardia civil nos señalaba que había una retención, era una tractorada de payeses que ralentizaba la marcha, un rato después cambiamos de planes y  giramos al norte para  tratar de ver el Castillo de Santa Águeda, ruinas de la época cordobesa, pero el acceso era demasiado empinado y seguimos  por la carreterita creyendo que llegaríamos a la costa, pero nos topamos con una valla que cerraba el paso, así que vuelta a la Me-1 dirección Mercadal, donde dimos un paseo para hacernos una idea y comprar algo.

La punta de Cavallería fue nuestro nuevo destino, pues tiene un faro atractivo, unos buenos acantilados, los restos de tres baterías de artillería de costa y una costa bellísima. El marco era perfecto pero el cuadro  cobró vida con las evoluciones de una pareja de Milano real (Milvus milvus)  que en nuestra opinión estaban de cortejo y seguramente formarán su nido cerca. En Menorca es la rapaz más conspicua, yo diría que es abundante, pero media hora viéndolos evolucionar no es algo que disfrutemos muchas veces. Hay más aves por allí y destaco  dos por no ser corrientes en La Antilla: el roquero solitario y el escribano palustre La vegetación es almohadillada y ninguna planta alcanza porte arbustivo sin duda  por la fuerza de la tramontana. Recomiendo la visita y el paseo.
Como eran ya más de la dos de la tarde nos acercamos a Fornells que es un puerto turístico con varios restaurantes acreditados en marisco y la especialidad es  la caldereta de langosta, pero todos estaban cerrados por vacaciones, menos mal que  permanece abierto un buen bar de tapas, MAR DE BIES, con cerveza fría, pan con sobrasada y una pizzas muy ricas, con una masa poco corriente, ligeramente hojaldrada, que nos encantó y la pareja que lo lleva, ella en  la barra y él en la cocina son todo amabilidad y simpatía.
La siguiente etapa fue subir al Monte Toro, que tira para atrás por la selva de antenas de comunicación ya que es el punto más alto de la isla y está más o menos en su centro geográfico, pero es muy recomendable porque las vistas son espectaculares y da una visión de conjunto de la isla, incluyendo a Mallorca al sur.  Nos volvimos al hotel a una siesta pues todavía nos quedaba el plato fuerte de la jornada.
A los 20,30 habíamos quedado con nuestros amigos Nina y Joan para verlos ensayar  en su salón con el grupo folklórico de San Isidro  en pleno preparando el repertorio y las correografías de su primera actuación en los primeros días de marzo, un privilegio  que  nunca olvidaremos pues dieciseis danzantes y nueve músicos y nosotros en una esquina, tan cerca que emociona. Si no fuera por el miedo al ridículo me hubiera lanzado.  Menorca es mucha Menorca