Como viejo militante socialista y al igual que están haciendo diferentes líderes de mi partido, estoy en el derecho de manifestar mi opinión razonada sobre lo que hay que hacer en este tiempo nuevo, antes de que el próximo lunes 28 el Comité Federal que elegimos en el pasado Congreso “determine la política de alianzas” tras las elecciones, dentro de su función primordial de “definir la política del partido entre Congresos”.
El PSOE a diferencia de otros tiene unos procedimientos, quizá lentos, para tomar las decisiones importantes sin caudillismos y dando participación a los representantes electos de los militantes y sus organizaciones.
Nuestro Secretario General no es un caudillo que decide lo importante y luego con su influencia es ratificado por su organización, sino que su función es “coordinar la política y estrategia del partido” que han determinado los Congresos y el Comité Federal, por eso Pedro Sánchez habla poco en estos días pues todavía no sabe lo que los socialistas vamos a decidir sobre la propuesta que tiene.
Para no confundirse ante tanto opinador interesado, creo que primero hay que reconocer los hechos que se desprenden del resultado electoral y como los veo yo.
El PP es la primera fuerza política de España con un presidente del gobierno en funciones muy tocado pero con 123 diputados le corresponde intentar formar gobierno en primer lugar a partir de la constitución del Congreso de los Diputados a mediados de enero y lo tiene muy difícil pues en principio no cuenta con el apoyo de ningún partido y para obtenerlo en segunda vuelta necesita la abstención de los 40 diputados de Ciudadanos y de otros 65 para frenar el posible voto en contra del resto. Ya ha empezado a presionar, eso sí educadamente, para que el PSOE se abstenga con el apoyo en tromba de medios de comunicación y poderes fácticos.
El PSOE, con 90 diputados, es el segundo partido pero con el peor resultado de la reciente historia democrática y el compromiso público de no apoyar la investidura de Rajoy en ningún caso. Todas las otras fuerzas que ahora necesitan de su apoyo o abstención para conseguir sus objetivos, los acosaron en campaña. Necesita cambiar muchas cosas para recuperar electorado lo que deberá hacer inteligentemente en el Congreso previsto para primavera, pero ahora debe ser muy prudente en sus acciones y pensar bien qué hacer y sobre todo ordenar muy bien el calendario para tomar sólo las decisiones que sean necesarias en un escenario que tiende a variar con mucha rapidez y que se ve influido por hechos que no se controlan siempre.
Podemos ha obtenido un gran éxito si se suman los 49 escaños con su marca ( aunque 7 sean independientes y de otros partidos) con los 20 más de las coaliciones electorales que ha contribuido a formar en Cataluña, Galicia y Valencia, aunque en esta dos últimas con la inclusión de las federaciones de IU. Liderados por Pablo Iglesias, que ha sabido cristalizar en él la esperanza de los descontentos de las crisis en que vivimos, el conjunto ha obtenido 69 diputados y está muy cerca de los votos del PSOE pero en una amalgama muy dificil de mantener por su complejidad y carencia de disciplina. A mi juicio es una fuerza parecida a las que anteceden a los movimientos revolucionarios que en torno a líderes brillantes y osados asaltan el poder con el resultado que la historia nos demuestra y que cuando triunfan nos ha destruido a los socialistas democráticos. Por eso tienen prisa y le dicen al PSOE, sin ningún respeto y sin que este se haya postulado todavía, lo que tiene que hacer para alcanzar el sueño de ellos de un gobierno de izquierdas, con propuestas delirantes cada día, como la de un “presidente independiente de prestigio” y mientras corren el riesgo de deshacer el potente y débil edificio construido con la única intención de alcanzar el poder enseguida.
Ciudadanos ha sacado 40 diputados, por debajo de sus expectativas, pero le daría una posición central si el PSOE aceptara su propuesta, que nadie le ha pedido, de dejar gobernar a Rajoy.
IU ha saldado su nueva Unidad Popular con casi un millón de votos, pero sólo dos diputados que la abocan a la integración en el conglomerado Podemos, como pide Anguita, o a un futuro incierto pero propio en la línea que apunta Llamazares, dilema al que están acostumbrados los antiguos comunistas a los que deseo suerte.
Los 26 escaños restantes son independentistas deseosos de que haya lío para conseguir su sueño que para la mayoría de los españoles es una pesadilla.
En conclusión queda claro por como están actuando todos que el PSOE es la clave de la gobernabilidad en España y por tanto a nuestros 136 años, con la sabiduría que eso da, decidiremos el próximo 28, día de los inocentes, lo que toca que es no apoyar ni mediante abstención a Rajoy como nuevo presidente, y luego ya veremos lo que toca cuando toque...continuará
