Este artículo lo empecé el lunes día 15 de febrero con el título PIRRO EN CATALUÑA, porque aunque no he seguido al detalle las elecciones autonómicas catalanas, ni la campaña, ni mucho menos el recuento electoral, no pude sustraerme a reflexionar sobre la euforia tribal de los principales contendientes políticos que desde hace tiempo comparecen tras los comicios con aire de victoria porque los datos electorales se pueden retorcer hasta que digan lo que uno quiera, un poco como pasa con la encuestas y con las estadísticas. Tienen que sufrir un batacazo como el de Ciudadanos para sentirse derrotados y reconocerlo. El líder del PP en vez de reconocer su aplastante fracaso en Cataluña que le lleva a la irrelevancia en ese territorio como en el País Vasco, culpa a la tormenta perfecta que le han organizado sus adversarios, ese se llama claridad de análisis. VOX, el más nítido triunfador del día de los enamorados, se muestra prudente mientras se relame con la merienda que se ha dado a base de los votos de la derecha no secesionista que eran del PP o de Ciudadanos, un paso más en su inteligente camino para unificar bajo su bandera a tantos ciudadanos de derechas hartos de la realidad de un PP sumido en la corrupción sistémica y de la incompetencia o “infantilismo de centro” de Ciudadanos, cosa que lamento profundamente porque aboca al partido de mi preferencia a escorarse hacia la izquierda “revolucionaria” que tan poco me gusta.
Los demás se proclamaron vencedores aunque sus victorias sean pírricas conforme a los datos del recuento provisional. Los comunes pese a perder el 40% de los votos que tuvieron en 2017, como la participación ha descendido del 79.09% al 53,55% ellos han mantenido sus 8 escaños por lo que respiraron aliviados y mantuvieron el decoro sin tirarse muchas flores. Los secesionistas , me niego a llamarlos independentistas como ellos interesadamente se califican, también han bajado en número de votos, concretamente 720.532, que se dice pronto para un electorado tan movilizado, pues de los 2.079.340 de 2017 han pasado a 1.358.808, o sea que han perdido aproximadamente el 35% de su electorado que sin duda es el más fiel y teniendo medio millón de votos menos de los obtenidos en su remedo de referéndum del 9 de noviembre de 2014, por lo menos deberían de hacérselo mirar porque creer que se puede seguir tensionando en un procés hacia la secesión de una región cuando sólo se cuenta con el apoyo expreso del 25% del electorado sería para reír si no fuera dramático, pero ya sabemos que a estos políticos catalanes les va muy bien insistiendo en lo imposible y yendo de victoria en victoria sin llegar a ningún sitio como Pirro el rey de Epiro aunque se hunda la sociedad a la que dicen representar. Y finalmente está el PSC que gracias al inteligente efecto de sustituir al candidato Iceta por Salvador Illa, ejemplo de hombre tranquilo capaz de captar a electores que en las anteriores votaron Ciudadanos, los socialistas han conseguido verdaderamente una victoria pues superando en 45 mil votos su resultado de 2017 se ha aupado a la primera posición con más del 23% de los votos emitidos, por cierto clavado con lo que anunciaba el CIS tan denostado por los que critican por criticar, pero es otra victoria pírrica porque los secesionistas de ERC no están dispuestos a apoyar una solución sensata de izquierdas para el gobierno de Cataluña.
Si Pirro ganó muchas batallas pero no conquistó nada importante y por eso llamamos pírricas a las victorias inútiles, Sísifo, hijo de Eolo y rey de Corinto fue castigado por desobedecer a Hades, el rey del inframundo, a arrastrar una gran roca monte arriba hasta que esta por su propio peso cae de nuevo al inicio del camino sin llegar nunca a la meta prometida y por eso llamamos castigo de Sísifo a esas tareas que estamos condenados a repetir sin terminarlas nunca, y lamentablemente los políticos secesionistas han trasladado el castigo que ellos justamente merecen por su inoperancia a los catalanes obligándolos a empujar la roca cada vez más pesada del sueño de la secesión por mucho que la vistan de camino hacia la libertad y autonomía de las que ya disponen, cuando ellos además saben que “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible” y que es un camino hacia ningún sitio, pero claro eso no les preocupa pues mantienen sus privilegios y altos sueldos mientras empeora la vida de la mayoría de los catalanes y por eso como la aritmética les da para un gobierno secesionista lo harán aunque se hunda Cataluña y por eso cambié el título por CATALUÑA ENTRE PIRRO Y SÍSIFO y como titular algo es un arte en el que me siento algo inseguro pensé que un poco menos mitológico y más geográfico estaría bien y por eso garabateé CATALUÑA ENTRE CORINTO Y EPIRO parafraseando la expresión popular “ entre Pinto y Valdemoro”.
Os preguntareis como se me ocurrió este artículo cuando ni siquiera sé en qué fecha nos vacunaremos los viejos de menos de 70 años, y por Dos Hermanas hoy van por los de 87, y también creo que os debo una explicación de cómo se me han ocurrido estas metáforas tan mitológicas; la de Pirro creo que es obvia pero la de Sísifo no tanto y no me resisto a contarla para mostrar que tengo más lecturas que ingenio. Ayer ojeando El Periódico de Cataluña del 28 de enero reparé en una viñeta del magnífico dibujante e infografista canario Fernando Montecruz dedicado a ilustrar un artículo-editorial de su director Albert Sáez titulado LA CATALUÑA QUE NECESITAMOS, supongo que enviaron a Fernando el texto para que hiciera un dibujo alusivo y aunque Albert no hace ninguna alusión a Sísifo resulta evidente la relación y por eso he usado esa viñeta como ilustración. Escrito antes de que empezara la campaña, hay un párrafo que suscribo plenamente: “ Cataluña necesita superar esta situación. Para ello debe recuperar lo mejor del catalanismo, el gusto por la excelencia y su carácter inclusivo, y dejar atrás lo peor del populismo, los atajos institucionales y la irresponsabilidad de los líderes. Eso no se conseguirá ni en estas elecciones ni en una legislatura, SE TRATA DE NO EMPEORAR”. Y así a la tercera quedó el título definitivo sin que haya tenido ocasión de explicar la solución que propongo a este lío porque me enrollo como una persiana confiando en vuestra indulgencia; y como no corre prisa lo dejo para otra ocasión.