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jueves, 14 de mayo de 2020

DÍA 63 "ZARRACATÍN"

JUEVES 14 DE MAYO DE 2020
Hoy  ha amanecido lloviendo y  a las nueve y media ya llevamos 15 litros que es una maravilla para todo en Andalucía, aunque los agricultores nunca están satisfechos, deben ser pesimistas por naturaleza; ayer hablé de lejos con un agricultor  que a mi comentario de que parecía que estaba lloviendo bien respondió que si, pero tarde.
El Palmar de Troya que tiene cerca de 2.500 habitantes debe su población a los familiares de los  trabajadores esclavos, prisioneros políticos, que terminaron el cercano embalse de la Torre del Águila tras la guerra civil.
Sigo con el relato de ayer, donde lo dejé, entrando al pueblo por donde está la humilde iglesia parroquial, para coger  a la derecha por la calle Padre José Talavera que nos  lleva hasta el final del caserío y por un amplio camino a unos 3 kilómetros  está la bellísima laguna de Zarracatín  tal como la saqué en la foto. No hay forma fácil de acercarse más porque es propiedad privada de la familia Guardiola, dueña del cortijo del mismo nombre, como me aclaró de forma terminante el guarda que me persiguió por los caminos, si lo hubiera sabido antes lo mismo le hubiera pedido permiso a María Luisa Guardiola, una excelente mujer muy activa en todo lo referente a la caridad y la solidaridad en Sevilla y que me cae muy bien, sobre todo por su labor como presidenta de Andex, ayudando a que los niños con cáncer estén mejor;  además tiene  una magnífica yeguada.
Al leer por primera vez el nombre pensé que era de origen vasco,  pero me  acojo a lo que dispone el DRAE que lo hace derivar del árabe hispánico -sarráq attín-, literalmente -ladrón de higos-, y que coloquialmente significa: "Regatón que procura comprar barato para vender caro" que me resulta mucho más sugerente.
No había ni un pájaro, aunque más adelante cuando los flamencos estén criando en la Laguna de Fuente de Piedra, a unos cien km, vendrán a comer porque el agua, bastante salobre,  con la temperatura que alcanza en verano, dada su poca profundidad,  favorece el desarrollo del alimento que estas aves demandan.
Empezó a llover mansamente y  me decidí a pasear en coche por los alrededores camino del  embalse,  viendo correr conejos, perdices, grajillas, canasteras y volar cernícalos,  milanos, abejarucos, alondras, golondrinas, cogujadas, gorriones, pinzones, verderones... una completa maravilla. Subí al pie de la enorme torre del siglo XIV que domina el pantano y que está en mal estado de conservación a por el vandalismo y la dejadez; sus bóvedas son impresionantes y al asomarme a mirar, salieron cientos de palomas.
Una vez en el embalse ví una pareja  de somormujos lavancos (Podiceps cristatus) pescando, algún morito, garceta, garcillay muchas golondrinas posadas en las ramas de un arbolito seco pero dentro del agua y saltando de vez en cuando a capturar insectos al vuelo sobre el agua.
En el camino de vuelta vi  en un lugar  un poco extraño, pues estaba en medio de una zona de cultivo con montones malolientes de lodos de las depuradoras  y que se usan como abono, una inusitada abundancia de  canasteras (Glareola pratincola), volando y andando y efectivamente me parece que era una colonia de cría pues sobre el lodo negro estaban echadas unas 20 aves y otras tantas salieron volando como jugando al despiste, no me parece que estuvieran todavía  incubando sino probando el sitio que debe calentarse  más, al ser negro, que el terreno de  alrededor. Me marché con el triste presentimiento de que esta colonia será un fracaso si continúan entrando remolques de lodo  para mezclarlos con la tierra, una vez se sequen los alrededores y  que impide por ahora el  movimiento de la maquinaria.
Saliendo dirección N-IV   por la A-394  a la derecha está la laguna de la Alcaparrosilla que tenía a la vista  gaviotas reidoras(Larus ridibundus) que tan bien se han adaptado a convivir con los humanos y se las encuentra uno muy lejos de las costas.
una vez en Los Palacios y antes de tomar la autopista, veo un letrero que señala la dirección del humedal "El Pantano", pegado al casco de esta villa, asi que me acerco un poco para comprobar que está repleto de moritos y lo dejo para mejor ocasión que tenga tiempo.
Pasé cinco horas magníficas en las que solo hablé con dos personas que estaban a más de cinco metros de distancia. Me encanta hacer estas excursiones que en realidad  me permiten seguir confinado, pues creo que los que no tenemos necesidad no debemos  tener contactos  físicos con nadie, salvo los imprescindibles, pues el virus sigue ahí y la enfermedad parece muy peligrosa.