Con el agua al cuello estuvieron ayer muchos vecinos de Lepe y otros municipios peninsulares por los efectos de las fortísimas lluvias que se desplomaron sobre nosotros. He sido testigo y víctima afortunada porque resido en La Antilla(Lepe) y puedo contarlo. En la madrugada del jueves 23 llovía y fue creciendo en intensidad hasta ser torrencial por la mañana, solo en Córdoba hace años vi llover con tantas ganas y por eso los tejados en Córdoba son más inclinados de lo normal.
Puede que los pluviómetros de
la AEMET digan otra cosa, pero en mi casa se superaron los 200 l/m2 en esas horas y lo que empezó siendo un
espectáculo digno de verse desde las ventanas , viró a preocupante cuando por la calle avanzaba un río de agua y lodo proveniente
del cercano arroyo del Fraile que se desbordó porque está ridículamente encauzado en un canal
claramente insuficiente para lluvias de este volumen.
El agua no encontraba salida y lo anegó todo porque las casas están construidas en una zona claramente inundable y subió hasta alcanzar un metro de altura en la calle, menos mal que no coincidió con la pleamar y dio tiempo a desaguar casi completamente lo anegado, si la lluvia hubiera sido seis horas más tarde el agua habría llegado a la primera planta de las viviendas.
Hace casi 50 años cuando se construyó nuestra casa, la de los murciélagos
de mi artículo anterior, el arquitecto lo tuvo en cuenta y la planta baja está
libre salvo dos trasteros, que estos si se han inundado. Los colchones y
somieres que se usan en verano, varias herramientas eléctricas y un frigorífico
creo que han quedado inutilizados. Nada
comparable al desastre al que se enfrentan miles de vecinos con menos suerte
porque a sus casas si ha entrado el agua y ha arrasado con sus enseres.
Espero que los seguros cumplan su función y que haya
ayudas para los que lo necesiten. Sin minimizar lo que están pasando los damnificados
del volcán de la isla de la Palma, creo que se puede afirmar que los miles de afectados por las consecuencias
de las lluvias necesitan mucha más ayuda, aunque los medios de comunicación no
los lleven a portada, porque la erupción de un volcán permite la trasmisión en
directo de un fenómeno espectacular de la naturaleza y las inundaciones solo
dejan un rastro de barro, suciedad y dolor.
El desastre climático que la humanidad ha creado permite afirmar que esto va a pasar más a menudo, y las medidas que hay que tomar para minimizar daños parecidos en el futuro son necesarias y urgentes. No hablo de las obras faraónicas que tanto gustan a las grandes constructoras, que alguna habrá que hacer a lo mejor, sino de cosas que cuestan mucho menos dinero: estudios científicos al respecto que permitan una correcta planificación urbanística, gestión de los desagües y mantenimiento de los imbornales para que no estén atorados, etc...
Mientras espero la llegada del tsunami que también puede asolar esta zona, que aunque sea menos probable no debemos olvidar porque sucederá tarde o temprano, todos deberíamos tener en cuenta que las aguas recuperan siempre el sitio que les corresponde por derecho... natural.