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domingo, 24 de abril de 2022

BREVERÍAS 45: ¿EL CÁRTEL DE LOS GASOLINEROS?

 



A medida que envejezco veo las cosas más claras, o yo me lo creo, seguramente porque antes tenía poco tiempo para  investigar y sacar mis propias conclusiones o porque como dice la paremia: más sabe el diablo por viejo que por diablo. El caso es que cada vez tengo más certezas en asuntos sobre las que antes tenía dudas, o porque no quería verlos o porque no me fiaba de las fuentes de información.

Si antes tenía sospechas de que la mayoría de las empresas distribuidoras de combustibles (gasolineros)  estaban agrupadas en un cártel para ponerse de acuerdo en un rango de precios, tras la subvención de 20 céntimos  por litro suministrado que están cobrando del gobierno desde hace dos semanas, creo que hay indicios suficientes para una actuación decisiva y urgente de la inspección de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia(CNMC), porque dicha subvención solo está sirviendo para bajar realmente el precio al consumidor en muy pocas gasolineras, pues en las demás sospechosamente y de forma previa los precios han subido para que con la subvención bajen un poco por debajo del nivel que tenían antes y en un ambiente festivo y de consumo desmedido no seamos conscientes del engaño, me explicaré con datos.

No me refiero a que sean un cártel de los descritos en la primera acepción del DRAE: Organización ilícita vinculada al tráfico de drogas o de armas, o sea, de carácter criminal, sino  de la segunda: Convenio entre varias empresas similares para evitar la mutua competencia y regular la producción, venta y precios en determinado campo industrial , muchos menos peligrosa porque solo pretende lucrarse por encima de lo razonable con un  bien imprescindible en el mundo de hoy.

Al principio de mi vida como conductor, todas las gasolineras que usaba eran del mismo propietario, Campsa,  después empezaron aparecer Repsol, Cepsa, Petronor, Shell y más recientemente Elf, Galp  todas ellas empresas fabricantes de combustibles y también otras gasolineras de empresarios  sin refinería que compraban  a los anteriores, pero no era raro ver en una gasolinera de Shell que el camión cisterna era de Repsol, finalmente comprendí que una cosa era la producción y otra la distribución. Desde el principio tomé la decisión de servirme la gasolina  o el gasoil donde fuera más económico, confiando que los controles e inspecciones hicieran imposible fraudes importantes y de hecho como siempre he procurado llevar un control del consumo, no he encontrado sesgo de que la gasolina más barata fuera peor que la más cara y eso que ya he hecho más de un millón  y medio de kilómetros con diez automóviles diferentes. Antes, cuando viajaba, me entretenía viendo los anuncios, ahora que no los hay, mientras mi mujer mira las matrículas por si suman veinte, yo miro los precios del combustible y siempre me ha llamado la atención que son más caros en las gasolineras más distantes de las grandes poblaciones, seguramente por la falta de competencia.

Pues bien hace mes y medio,  cuando pagaba el gasoil a 1,599 €/litro,  la diferencia entre la gasolinera más cara y la más barata solía ser de alrededor de 10 céntimos y tras la decisión del gobierno de subvencionar con 20 céntimos cada litro, la mayoría de los surtidores baratos subieron sus precios hasta casi rozar los de marca. Afortunadamente me di cuenta que en mi camino ordinario hay dos gasolineras en Bellavista(Sevilla), (PLENOIL y PETROPRIX) y servidas por amables empleados,  que continúan  siendo más baratas de forma clara. Este domingo 24 de abril con la compañía de mi nieto Javier de 3 años hemos comprobado que en ellas el gasoil estaba a 1,695€ y con el descuento gubernamental nos ha costado 1,495€ el litro, mientras que las de Repsol cercanas estaban a 1,899 , 1,90 y hasta 1,92  es decir que con el descuento costaba a los sufridos clientes más de veinte céntimos más que a mí. Los mismos precios lucían las otras marcas salvo Shell que la ofrecía a 1,80 y curiosamente mi gasolinera anterior Ballenoil que siempre era mucho más barata que Shell ahora solo 3 céntimos menos . Sinceramente no me puedo creer que un bien de primera necesidad tenga tanto margen comercial como para que haya una diferencia tan grande de precio entre unos distribuidores y otros.

Como soy desconfiado se me ocurre pensar que la política de subvencionar este producto no reduce los precios para la mayoría de los sufridos consumidores sino que contribuye a engrosar las cuentas de las empresas de un sector que debería tener un mayor control. Esto lo veo claro.