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lunes, 15 de noviembre de 2021

BREVERÍAS 16. CARMEN MOLA NO MOLA

 



Hace un mes se destapó quien estaba detrás de Carmen Mola, la  autora de  “La Novia Gitana”. Quise escribir un artículo sobre el  asunto terciando en el debate de la supuesta suplantación literaria de una mujer por tres hombres, lo que dio lugar a multitud de chascarrillos entre feministas y antifeministas, de hecho lo pensaba titular “hombres o mujeres, o viceversa”, sosteniendo la tesis de que el hecho  de que tres hombres escribieran bajo el nombre de una mujer, era la muestra del avance de las mujeres en el mundo literario en el que durante siglos tuvieron que ocultarse tras seudónimos masculinos. Las hermanas Brontë, George Sand, o la simpar George Eliot  cuyo “Viaje por España”(1867) firmada con su marido recomiendo vivamente. En la España del XIX era práctica común, hay que recordar a Fernán Caballero y la excepción fue la soberbia  Emilia Pardo Bazán. Luego está la larga nómina de mujeres que escribían de “negras” para hombres que eran los que se llevaban la gloria, como fue  María Lejárraga para su marido Gregorio Martínez Sierra. Al fin llegó Carmen Laforet, Carmen también,  y gana el Nadal en 1944 con NADA y ya nos acostumbramos a  ver mujeres escritoras, como en la antigüedad  cuando Safo de Lesbos reinó en la poesía helénica.

El volcán y sobre todo la riada que anegó mi casa retrasó el artículo tanto, que otros  más urgente se metieron por medio, y el debate cambió de asunto para centrarse en lo puramente literario, de si una novela puede ser escrita a tres manos o con un programa de ordenador o como en mi caso personal si me gusta o no me gusta semejante cosa.

Cuando salió la primera novela,  algo me sonó raro porque no había oficialmente ninguna profesora de matemáticas que se llamara Carmen Mola y el apellido  no me era simpático porque el general Emilio Mola fue el organizador del golpe de estado del 18 de julio y responsable intelectual de su dureza represiva, no creo que sea casual que en la portada figure esquemáticamente la cruz de Borgoña, tan querida para los tradicionalistas. Total que me venía a la cabeza el poema “Mola en los infiernos” de Pablo Neruda:

“Es arrastrado el turbio mulo Mola/ de precipicio en precipicio eterno/ y como va el naufragio de ola en ola/ desbaratado por azufre y cuerno,/ cocido en cal  y hiel y disimulo,/ de antemano esperado en el infierno, /va el infernal mulato, el Mola mulo/ definitivamente turbio y tierno,/ con llamas en la cola y en el culo”

A pesar de todo esto, un día en casa de un amigo que tenía el libro empecé a leerlo y efectivamente es una narración que te atrapa, pero a los pocos minutos tuve que dejarlo cuando el relato inicial trata de un niño que está encerrado en un almacén con un perro que le ataca, y se defiende con una pala llegando a detalles morbosos terribles  y llegué hasta cuando el perro “empieza a morderle el tobillo como si fuera un hueso al que hay que sacarle hasta la última gota de tuétano” que es el colmo del horror y de no saber que es el tuétano, porque si hay algo peor que lo morboso es que este no sea realista.

Acabo de leer la novela, que se lee en poco tiempo,  para poder dar un juicio informado. Es atractiva pero tiene un aire “déjà vu” combinando un relato thriller de la investigación del crimen con  detalles sobre el perfil torturado de la investigadora, con trozos de un relato  siniestro y en cursiva sobre los sufrimientos en el pasado de un  niño que se transforma en criminal y así queda justificado su destino, con un final donde enganchan ambos relatos. Algo que hemos visto hasta el vómito en la famosa novela negra nórdica. A mi me recordó mucho a “Los gritos del pasado” de Camilla Läckberg, pero su  investigadora Erica Falck es una escritora simpática felizmente casada , mientras que la inspectora Elena Blanco tiene un perfil amargado y con una vida sexual   muy de follar, nada que ver con el atractivo Kurt Wallander del maestro Henning Mankell.

Cada uno es muy libre de entretenerse como quiera, pero conmigo que no cuenten pese a que me quedo sin saber que ocurre con el hijo raptado de la inspectora. Lo mismo en forma de serie de televisión me lo trago. No me ha resultado atractiva, eso sí, si te pones a leerla no paras pues sus autores le han puesto todos los ingredientes y aditivos necesarios para resultar adictiva, les auguro mucho éxito y una gran competencia de otros grupos de guionistas que seguirán sus pasos, hasta que inventen algoritmos para escribir estas novelas sin necesidad de escritores o… escritoras.