Cuando un amigo está en dificultades hay que ofrecerle ayuda, pero nunca decirle lo que tiene que hacer.
Esta reflexión que guía mi vida privada es la misma que aplico a la situación griega y por eso me molestan los que siempre tienen la lengua fácil y quieren decirle a los demás que es lo que tienen que hacer, como si ellos fueran después a asumir las consecuencias de la decisión y me da igual que sean premios Nobel de Economía o porqueros.
Son los griegos y solo los griegos los que tienen que votar si SI o si NO.
El referéndum apresuradamente convocado por su gobierno legítimo para decidir si se aceptan o no las condiciones de la Troika( FMI, Banco Cental Europeo y Comisión Europea) es singular porque salga lo que salga su gobierno tendrá que seguir negociando y por eso Tsipras les dice que voten NO porque considera que las condiciones actuales son parcialmente inaceptables. A mi me hubiera gustado que Tsipras hubiera sometido a votación la propuesta final de Grecia, sea la que sea, para que sea el pueblo griego y no él quién decidiera. Por eso en el fondo la pregunta del referéndum es irrelevante pues en realidad es una votación de confianza hacia los actuales gobernantes y prueba de ello es que Tsipras ha hecho público que se compromete a volver a negociar reforzado si sale el NO, y si sale el SI dimitirá y convocará nuevas elecciones para que el nuevo gobierno que salga trate de sacar a Grecia del atolladero de una deuda inasumible.
En Grecia hace cinco meses SIRYZA ganó, sin mayoría absoluta, con el 35,48% de los votos, que son el 22,61% del censo porque hubo una participación del 63,5%, casi exactamente los mismos resultados que en las elecciones andaluzas, donde el PSOE ganó con el 35,43% de los votos, que son el 22,41% del censo, porque hubo una participación del 63,94% y trabajito le ha costado a Susana Díaz formar gobierno y ya veremos si puede gobernar.
A raíz de los resultados en Grecia sostuve que a SYRIZA le correspondía la dirección de la política griega, pero que debía alcanzar un amplio consenso para poder sacar a Grecia del pozo en el que se encuentra y al parecer no lo ha logrado pues convoca un referéndum para que sean los griegos los que decidan, algo perfectamente democrático sobre todo porque SYRIZA tiene que saber si su posición cuenta con un apoyo mayoritario de los griegos, que su gobierno tiene legitimamente por el sistema electoral, aunque su base popular sea insuficiente a todas luces.
Nada que ver con la tensión que sufrimos los españoles con el referéndum de la OTAN que Felipe González convocó tras su victoria en 1982 con el 48,11% de los votos con una participación de casi el 80% del electorado, porque previamente el débil gobierno de la UCD nos había metido en la OTAN y el PSOE había dicho: “de entrada, NO” y ahora desde el gobierno creía que SI que estaba bien estar en ella, todos recordamos la fractura que produjo entre nosotros y que aún colea en los adversarios del PSOE, como si no hubiera sido la demostración de la grandeza política de Felipe González que arriesgó un triunfo electoral incontestable para cambiar un apartado del programa con el que se había presentado.
La encrucijada de este domingo de los griegos es terrible pues decidan lo que decidan lo tienen complicado, pues el problema es que los anteriores gobernantes han endeudado al país en demasía con la ayuda de la Troika que ahora ofrece una salida que al actual gobierno le parece inaceptable.
Grecia no puede pagar lo que debe y esto está tan claro que su “archienemigo” el FMI sugiere a Europa una quita del 20% y una moratoria de 20 años, que es lo que a última hora dice Tsipras.
No son buenos gobernantes los que ponen a su pueblo a decidir en estas condiciones, aunque soy consciente de que la responsabilidad de los acreedores es mucho mayor porque estos si tenían alternativas para aliviar la deuda y los sufrimientos de los griegos más débiles.
!Suerte Grecia¡