Mientras nosotros, los ciudadanos de la Unión Europea,
contenemos el aliento hasta el domingo 7 de julio, San Fermín, viendo como si de un encierro se tratara, a Francia precipitarse a un cambio radical que afectará
seguro a nuestras vidas, los británicos se aprestan a un cambio de signo
político mañana jueves 4 de julio, día de la independencia de sus colonias americanas, y celebran aquella
sonada derrota imperial, quitando el poder a los conservadores que han ido de
mal en peor tras el lamentable error político de David Cameron de convocar en 2016 el referéndum del Brexit.
Los laboristas ingleses han hecho un buen trabajo para
recuperar a sus votantes de centro tras el giro liberal de Tony Blair y el
volantazo a la izquierda de Corbyn, hoy expulsado del Labour Party y
compitiendo por su escaño como candidato independiente en su distrito de
Islington North por el que ha sido diputado desde hace 40 años, su fuerte
personalidad y los errores de comunicación en materia de Israel lo apartaron, cuando para mí era sin duda la vuelta del
viejo partido socialdemócrata a sus posiciones tradicionales a favor de los
asalariados en esta nueva etapa de desastre climático, su programa era muy
parecido al del gobierno de Pedro Sánchez. Lo sustituyó como líder un poco conocido Keir Stammer de una línea política parecida y que ha pulido un poco para no discutir el
Brexit y centrarse en la defensa de los servicios públicos tan deteriorados por
los gobiernos conservadores.
En la política británica gozan de un sistema electoral mayoritario
uninominal (first-past-the-post) profundamente injusto desde el punto de vista
de la representatividad, pero muy útil para favorecer los cambios de gobierno.
Mañana los británicos elegirán a 650 diputados, pero de uno en uno, es decir
que cada ciudadano solo votará al candidato que prefiera de entre los que se
presenten en su distrito electoral, y de esta forma ocurre que un diputado
puede ser elegido solo por un escaso
porcentaje de votantes( un 15% por
ejemplo), porque habrá sacado uno voto más que el siguiente. Cuando soplan
vientos de cambio a favor de algún partido este consigue muchos más primeros
puestos que los demás y suele obtener mayoría absoluta, lo que permite gobernar
al primer ministro debatiendo mucho, si, pero
sin hacer concesiones a la oposición y solo manteniendo la cohesión interna de sus
propios diputados, que tampoco es fácil.
RTVE ha hecho un magnífico trabajo de promediar todas las
encuestas publicadas por Wikipedia y arroja
para los laboristas un 42,1% del voto pero una mayoría muy amplia de 418 diputados,
los conservadores 22% y solo 137, el liberal-demócrata 10,6% y 34 escaños,
también obtienen representación los nacionalista escoceses(35) y galeses(4), y sobre
los 18 diputados de Irlanda del Norte no tengo datos pero me malicio que
bajarán los unionistas y subirán los del Sin Féin partidarios de la unión con
la república de Irlanda. La víctima del sistema será el ReformUK que con el
14,6% pelea por obtener alguno de los 4 escaños que las encuestas no se atreven
a vaticinar, lo que sí es evidente es que la presencia de Nigel Farage
a la cabeza de los impulsores del Brexit en muchas circunscripciones ha
perjudicado claramente a los conservadores.
