Tras haber predicado hace 5 semanas sobre la necesidad de disponer de un ejército europeo capaz de defender nuestras libertades hoy pienso escribir sobre la suerte que tengo. Lo pensé ayer tras darme cuenta de que algunos opinadores corrieron a proclamar su pacifismo en vez de denunciar la agresión rusa a un país europeo con el argumento de que esto es lo que hemos hecho los europeos y los estadounidenses otras veces. Pues bien, los rusos en un magistral ejercicio de guerra relámpago ya están en Kiev tras derrotar a un inútil ejército ucranio, como ocurriría en cualquier país europeo actual sin bomba atómica, sometido a un ataque semejante. Avergonzado por la respuesta europea, porque como decía Antonio Muñoz Molina en Todo lo que era sólido, su clarividente ensayo de 2013, “Cuando la barbarie triunfa no es gracias a la fuerza de los bárbaros sino a la capitulación de los civilizados” paso a hablar de la suerte.
Soy un hombre con suerte por
no vivir en Ucrania, por tener casi 70 años y no haber vivido el horror de la
guerra civil, ni sufrido como muchos sus terribles consecuencias, por tener la
mejor familia posible y los mejores amigos, por ser querido y también porque tengo
suerte en los juegos de azar, no creo que haya muchas personas a las que les
haya tocado dos lavadoras en sorteos y 10.000 euros por cada euro en un décimo
de la lotería.
En el verano de 2021, Josh Wardle
creó un juego de palabras para su mujer,
se trataba de acertar una de 5 letras en
6 intentos como máximo, cada día una palabra que el programa elegía al azar y
sin límite de tiempo para acertarla con un mecanismo sencillo para ir
corrigiendo los errores. En inglés hay más de 12.000 palabras de 5 letras, pero
él solo dejó las más corrientes, unas 2.500. Es el conocido juego WORDLE, que tras el éxito
en el wasap familiar siguió extendiéndose por la redes sociales basado en su
sencillez de uso y en que solo ocupa unos minutos al día, pues una vez
consumidos los seis intentos no puedes jugar hasta el día siguiente y a un
mecanismo sencillo de emulación que permite compartir el resultado sin desvelar
la palabra.
En enero Daniel Rodríguez, en
dos ratos hizo la versión española, más sencilla porque solo eligió las 500
palabras más comunes, El 12 de enero mi hermano Cristóbal introdujo el juego en
el chat familiar y también fue un éxito,
tanto que el 19 de enero lo pasé a un chat de amigos y rápidamente todos lo
hacían y compartían su resultado. Tuve la suerte de acertarla a la primera el segundo día, y
aunque el cuarto día agoté mis seis intentos, como el trece también lo acerté a
la primera, inmediatamente algunos bromearon con que hacía trampas por más que
explicara mi historial de suerte y que para
decidir la palabra del primer intento me concentraba a fondo con los ejercicios
que aprendí para realizar viajes astrales, si esos que te dan la facultad
mental de viajar en sueños a donde tu desees, y que practiqué hace años viajando
a las ciudades que me gustan, hasta que un día me asusté un poco porque llegué
a verme a mí mismo durmiendo, es decir dos yos en la misma habitación y ese
desdoblamiento no me hizo gracia por razones obvias.
Anteanoche, ya casi recuperado
del resfriado que ha disminuido mis aciertos mucho, dormí demasiado abrigado y con
tanto calor tuve un sueño largo con persecución automovilística incluida, y casa con pasillo
kilométrico donde una persona querida ya fallecida nos preparaba una comida,
por cierto que la mesa la ponía una amiga afortunadamente muy viva. Al
despertar tenía la palabra huerto en la cabeza, seguramente porque la
ausente adoraba los huertos y cuidaba con primor el suyo; me apresuré a ponerla en wordle sin ser consciente de que
era de seis letras y no entraba, pero claro a continuación puse la palabra de 5
letras más parecida, huevo, y acierto oficialmente a la primera, con el consiguiente nuevo oleaje
de incredulidad.
Como estoy leyendo el ensayo NADA SE SABE que un joven Francisco Sánchez escribió en el
siglo XVI, decidí investigar cuanta suerte de verdad tenía en este juego analizando
los datos disponibles hasta el momento, primero repasando mis resultados de 41
días y efectivamente dan que cuatro veces lo acerté a la primera, que si
tenemos en cuenta que una vez no acerté en las seis tiradas, dan un porcentaje
del 10%, muy superior al de otras personas y sobre todo si tenemos en cuenta que en la
estadística que hace Twiter sobre los resultados publicados en su red dan que es 10 veces superior al 1% que resulta
de los 309.356 casos recogidos en su estadística. Me asusté pensando que era
demasiada suerte para un juego de palabras, así que seguí dándole vueltas y observé
que por el contrario tenía menos porcentaje que la media en resultados en
2,3, 4 y 5 intentos a modo de compensación estadística. Me puse a buscar
una media que pudiera hacer comparable mi experiencia personal con la colectiva
y la hallé calculando el resultado medio de mis 40 juegos que es del 3,325, muy
ligeramente mejor que el 3,47 de media en los 309.356 casos recogidos por
twiter. O sea que en realidad no tengo tanta buena suerte como creía, ni
necesariamente mis aciertos se deban a hacer trampas, aunque quizá tenga alguna
rara facultad de adivinación sobre la que no me atrevo a seguir especulando.