Estos días me he acordado de cuando era niño y en el colegio se formaban diferentes grupos de escolares en el patio de recreo. A veces nos peleábamos por nimiedades que nos parecían un mundo y si alguno de los del otro bando se acercaba para jugar a la pelota o intercambiar cromos se le decía, normalmente dándole la espalda, “CONTIGO NO ME JUNTO…¡EA!”, en una reacción que luego normalmente nos parecía una tontería y que casi siempre se resolvía al poco con la intervención de algún mediador que conseguía que se hicieran las paces y así volvíamos a jugar sin acordarnos que fue lo que nos separó con tanta inquina.
Mientras el mundo arde y la pandemia se extiende, sobre todo por España, algunos políticos españoles responden eso a las propuestas del gobierno de negociar unos presupuestos que son imprescindibles si queremos poder utilizar bien los fondos europeos que nos corresponden para reactivar la economía, la sanidad o la educación. El actual gobierno no tiene una mayoría parlamentaria suficiente para aprobar esos presupuestos tan necesarios, pero no hay ninguna mayoría alternativa y lo veremos con claridad meridiana si finalmente Vox presenta su moción de censura que es el mecanismo democrático para derribar a un gobierno entre elecciones.
Si nadie tiene mayoría suficiente es imprescindible negociar y no vale que ERC diga que si se negocia con Ciudadanos ellos no participarán, ni cuando Podemos ponía pegas a las conversaciones con Ciudadanos, ni la imposible propuesta del PP de que el presidente quite a Podemos del gobierno para empezar a negociar, no, señores, no jueguen con nuestro futuro con tanto infantilismo e irresponsabilidad, en política como en todos los asuntos importantes si hay que negociar lo importante no es con quién, sino el qué.
Es verdad que la ministra de Hacienda no ha presentado un borrador, que entiendo porque por el hecho de salir del gobierno sería achicharrado en días, pero es que los opositores solo saben decir lo que no se puede hacer, llegando al colmo de pedir una rebaja de impuestos cuando se ha incrementado la deuda por los gastos extraordinarios, no, eso es jugar con fuego, ni se pueden poner condiciones para el diálogo ni se puede esperar a que el gobierno haga una propuesta para decir que no, como si el objetivo real fuera derribarlo cuando este en respuesta no puede convocar elecciones por razones epidemiológicas obvias.
Hay que cambiar el método; escriba cada partido su propuesta de presupuestos con los gastos para reactivar España pero también con la propuesta de dónde van a sacar los ingresos que son necesarios, sin ninguna exclusión a priori, hágase un acto solemne de intercambio de documentos y déjese un tiempo para que Hacienda haga una oferta técnicamente viable, con gastos e ingresos equilibrados, que pueda ser apoyada por una mayoría amplia, tras un debate parlamentario en el que los ciudadanos sepamos las causas de porqué unas propuestas salen adelante y otras no. Estoy seguro que eso es posible y es lo que estarán haciendo en otros países democráticos. Necesitamos unos presupuestos buenos que no gusten a nadie al completo, pero que nos permitan un futuro a la mayoría de los españoles.
La foto es del 25 de octubre de 1977 con todos los lideres políticos firmantes de los pactos de la Moncloa.
