Powered By Blogger

martes, 24 de mayo de 2022

BREVERÍAS 49: JAQUE AL REY



Lo menos probable, en muchos campos diversos, está sucediendo delante de nuestros ojos viejos y cansados. Si, al filo de los 70 años ya no veo tan bien como antes pero gracias a lo vivido atisbo mejor  y veo claro, por ejemplo, que el rey demérito es el mejor aliado de la minoría republicana que hay hoy en España y digo minoría porque a la mayoría de los españoles que conozco les importa una higa el rey, su corte, la jefatura del estado, el senado y si me apuras…bueno, prefiero no seguir pues no dejaría títere con cabeza
El rey constitucional que culmina la cúspide del Estado es único, igual que las pirámides que solo tienen una y que de la misma forma, aunque no sirven para gran cosa, están ahí para que la figura quede completa. No se erige una pirámide sin cúspide ni un Estado constitucional sin jefatura, aunque sea simbólica, aparentemente porque evita la ruina del edificio. Los hechos han demostrado que el Real Decreto 470/2014, que prolongaba para Juan Carlos I de Borbón, tras su abdicación, el derecho vitalicio a usar el título de Rey con carácter honorífico, fue un grave error, porque si bien es verdad que tenía méritos para ello, también el personaje ocultaba para la mayoría de los españoles deméritos sobrados para ser considerado un sinvergüenza. Rajoy, que sin duda lo sabía, no debió promover ese honor que obviamente, estoy moralmente seguro, fue debido a un chantaje del antiguo monarca para aceptar la abdicación y que para colmo, de forma poco elegante, fue refrendado por él mismo en vez de esperar decorosamente a que su sucesor Felipe VI, su hijo, lo hiciera. Pero está claro que Juan Carlos carece de decoro desde hace muchos años en todos los aspectos de su vida por más que su campechanía lo hiciera simpático. 
Discúlpenme los que adoran al personaje, pero lo adjetivo de sinvergüenza porque es un sinvergüenza en toda la extensión del término según las tres acepciones que recoge el DLE: “1.Pícaro, bribón (de ahí el nombre de su velero).2. Dicho de una persona: que comete actos ilegales en provecho propio, o que incurre en inmoralidades. 3. Desfachatez, falta de vergüenza” y para usar ese adjetivo no es necesario esperar a que un tribunal lo sentencie, sobre todo porque sus mamporreros se han encargado de hacernos creer que la CE lo hace inviolable, hubiera cometido el delito que hubiera cometido, porque la razón no puede entenderlo y porque como decía mi bisabuelo El Guerra: Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. 
Lo que me sorprende es que continúen llamándolo rey emérito, como si ese adjetivo fuera un título oficial al que tiene derecho cuando en ningún apartado del indecoroso Real Decreto figura semejante palabra. También me sorprende la contumacia con la que una minoría de partidarios le aplauden y vitorean, bueno…esto no me sorprende en un mundo que vitorea a asesinos y delincuentes a las puertas de los juzgados porque como buenos fanáticos les perdonan todo. Yo desde luego no. 
Acepté la monarquía constitucional en la Transición porque era una fórmula aceptable para todos, incluidos los franquistas, para conseguir un estado democrático sin haber sido capaces los demócratas de derrocar a la criminal dictadura franquista. Pareciome muy necesaria para superar el golpe militar de 1981, aunque luego en la normalidad no veía claro su papel, más que nada simbólico, algo parecido a la bandera pero mucho más costoso. Hoy, por culpa del exrey campechano, soy partidario de acabar con la existencia no solo de la monarquía, sino de la institución de la jefatura del Estado y de paso, del senado, de la comunidad de Madrid, de las diputaciones, de las bandas de música militares, del acompañamiento militar a las procesiones católicas y de todo el boato institucional innecesario que no deberíamos tener y menos pagar. 
Esto es lo que yo querría, pero como la derecha española se ha empeñado de forma irresponsable en acompañar al demérito en su ataque chulesco a la monarquía constitucional que es lo que realmente está haciendo, con el solo fin de debilitar al gobierno que consideran ilegítimo, estoy dispuesto a aceptar a Felipe VI como rey, si y solo si destituye a su padre del cargo de rey, mediante su firma en otro Real Decreto promovido por el actual gobierno que lo despoje de todos los honores que tiene, y que nunca más cuente ni con escolta, ni con ningún servicio del estado, que por otro lado no le hacen falta dada su aparente fortuna o la de los amigos que lo financian. Lamento que los servicios secretos no sean útiles para neutralizar a personajes tan dañinos para España. 
Felipe VI como hijo tiene un marrón, porque en el tablero solo puede haber un rey de verdad y si él quiere continuar siéndolo de España tiene que derrotar a su padre, en público, de una vez y para siempre. Puede que no consiga hacerlo desaparecer del escenario dado el ego del famoso, la cantidad de mamporreros que tiene y que no está bien ser un parricida, pero entonces lo que quedará de su padre sólo será un ridículo personaje que se creía rey y que no fue capaz de retirarse con discreción o valentía.