Hoy que habíamos planeado una jornada corta ha sido muy larga, es lo que ocurre sin querer cuando va uno con la gorra de viajero y se para donde algo te llama la atención .
Desde que salimos de Mequinez íbamos por carreteras secundarias camino de Ifrán, población conocida como una estación invernal construida por los franceses en la etapa colonial y que hoy es usada por los acomodados marroquíes que gustan de los lugares frescos y los deportes de nieve. Atravesamos muchas explotaciones agrícolas modernas bajo plástico, otras donde los tractores gradeaban buenas tierras preparándolas para la siembra. Empezamos a ver unas estructuras lineales de piedra en las que sobresalían cebollas cubiertas de paja, eran muchas ,por muchos sitios y nunca las habiamos visto. Nos paramos a observarlas y entablé conversación con dos vigilantes que no hablaban francés pero por signos comprendí que eran unas estructuras para conservar cebollas que cuando iba a llover se tapaban con plástico y si no al aire para que no desarrollaran hongos.
Ifrán es un lugar de vacaciones que podria estar en Europa y con una intensa vigilancia policial. Habia una buena oficina de Maroc Telecom donde me resolvieron un problema que tenia en el uso de su tarjeta sim por mi manía de desactivar notificaciones y otras zarandajas de estos imprescindibles aparatos.
En el camino hay magnificos y frondosos encinares donde alternaban robles y algún cedro. A continuación visitamos la pequeña estación de ski de Mischliffen y atravesamos más bosques de cedros enormes incluso vimos varios macacos de Berberia, la misma especie que los de Gibraltar. Del tamaño de los cedros da cuenta el diámetro de los troncos del camión que llevamos un rato delante.
A la dos de la tarde en Azrou teniamos hambre y nos paramos en un asador popular que abundan en las travesías de los pueblos, estuvo muy bien y compartiendo mesa con lugareños que comían con las manos y luego conversación con un militar formado en la academia del Aire de Albacete y que nos ofreció su casa en Mequinez y un couscous de viernes cuando quisiéramos.
Luego la carretera fue poniéndose peor por la orografia y las obras de mejora que son una constante en muchos lugares y se nos hizo de noche, pero el hotel llamado La Luna estaba muy bien y una buena ducha lo arregla casi todo. Un paseo y una cena ligera en un buen café dió fin a esta jornada. Mañana será menos cansada,si Dios quiere.