Nadie debe menospreciar la
importancia de la moción de censura que se debatirá esta semana, porque si bien es verdad que la
presenta Vox y la justificará su líder
Abascal, el candidato es Ramón Tamames que merece rancho aparte y un respeto
intelectual al menos por la importancia que ha tenido en la formación económica
de miles de economistas y universitarios en general. Si yo fuera presidente lo
escucharía atentamente desde mi escaño, incluso tomaría notas, pero no entraría
a debatir con él, pues no hay nada que ganar en ello y no es políticamente relevante
criticar al profesor por dejarse
utilizar, mejor dejarlo pasar.
Cuentan que Santiago Carrillo en 1980 respondió: “Ramón desvaría” cuando
este por dos veces en la prensa se pronunció a favor de que el presidente Suárez fuera sustituido por un militar al
frente de un gobierno unitario y
multipartidista, lo que era un lugar común en los cenáculos madrileños y
era defendido por políticos de todos los colores que parecían no ser conscientes
del peligro que suponía volver a poner a los militares por encima de los civiles,
por muy graves que fueran los problemas que entonces nos aquejaban; esto pudo servir
de falsa justificación del inminente golpe de estado del 23 -F que en bambalinas
se estaba preparando. Tamames no desvariaba sino que lo sabía claramente, incluso creo que a él le
ofrecieron ser ministro del gobierno que encabezaría el general Armada que lo
conocía y lo apreciaba, o sea que sabía más que el viejo zorro de Carrillo a ese respecto. Así
que además de respeto, cuidadito con el viejo, que puede saber más que los
ratones” coloraos”.
La versión que conocemos de su
discurso, sin duda un borrador muy mejorable, puede resultar atractivo a un
electorado progresista, si no es muy delicado con el hecho de compartir el
discurso, rancio, falso y catastrofista de la derecha sobre el gobierno de
Pedro Sánchez y la etapa de Zapatero hasta extremos ridículos culpándolos de todos los males que
nos afligen y que el gobierno que el presidiría tendría que corregir,
incluyendo el reconstruir el Fondo de Garantía de las Pensiones hasta la cifra
de 72.000 millones, cuando todos sabemos que quien alegremente se lo gastó para
bajar los impuestos a los ricos fue Rajoy y pese a las dificultades económicas este gobierno ya
ha empezado a restituirlo. Incluso cuando pone por las nubes a la Unidad
Militar de Emergencias, guiño al Ejército, no tiene la elegancia de decir que
fue una creación del gobierno de Zapatero y que en su momento fue muy criticado
por el PP.
El borrador que conocemos tiene
objetivos muy estimables y que ya desarrolla el gobierno como los referidos al aprovechamiento
del agua, al abuso bancario, medio
ambiente, control de las migraciones y sobre todo la claridad con la que defiende
el estado del bienestar, la semana de cuatro días laborables, etc. Pero critica
el incremento del Salario Mínimo Interprofesional e incluso comete un pequeño
error de cálculo en el porcentaje de disminución del número de turistas.
Deseo que Pedro Sánchez no entre a debatir sobre el programa de
gobierno de Tamames, pues creo que esta
moción de censura no va de eso y lo que
cabe es utilizar el turno para desmontar los falaces argumentos de Vox, la
derecha en su conjunto incluidos los medios y empresarios afines que siempre
han considerado ilegítimo cualquier gobierno de izquierdas en España, aunque ahora todos ellos sean de Felipe
González olvidando que conspiraron suciamente para derribarlo como hicieron
con Suárez. De hecho, yo no intervendría pues el Reglamento del Congreso no le
obliga y dejaría que se fajara el portavoz parlamentario del PSOE, Pachi López,
que siempre sabe encontrar el tono justo y estoy seguro de que no se entretendrá
en discutir lo que es sólo un esbozo de
preámbulo de inicio de programa y simplemente valore las reflexiones que contiene
en lo que puedan servir para mejorar la acción de gobierno, centrando su
intervención en la descalificación de
los pretextos falsos argüidos en esta
nueva intentona extemporánea de Vox que solo pretende desestabilizar a un
gobierno que irónicamente se basta y se sobra
para ello. Respetar sin condescendencia al viejo profesor será el mejor
camino para pasar rápidamente página y
así centrarnos en lo importante que son las próximas elecciones. Que otros
vociferen si les gusta.