El 15 de noviembre de 2019 falleció con 97 años recién cumplidos;
sus últimos meses no fueron buenos y creo que ya los hemos borrado de nuestra memoria.
Lo que sucedió entonces fue solo un cambio de estado pues pasó de vivir en medio de todos
nosotros, a hacerlo dentro de nosotros, en nuestra memoria, donde continuará
mucho tiempo porque fue una mujer que nos dejó huella. Este sábado 12 de noviembre nos reuniremos toda
la familia para celebrar con ella su centenario, un nuevo cumpleaños, como
todos los años, porque en realidad sentimos
que está con nosotros. Su vida fue un continuo ir a mejor como persona que conseguía
disfrutar de la mayor parte de los momentos de una vida muy intensa. No paraba
de hacer todas las cosas que eran necesarias para que la creciente familia
estuviera bien atendida las veinticuatro horas del día. Estaba pendiente de
todos y de todo lo importante, pues no sé cómo tenía tiempo para ayudarnos a
conseguir los diversos objetivos que perseguíamos en nuestras particulares
vidas; todos podemos decir que nos escuchó cuando lo necesitábamos y sus consejos nos orientaron en momentos de
confusión. Fue comprensiva con nuestra diversidad y aunque no estuviera de
acuerdo era capaz de ponerse en el lugar de cada uno.
Personalmente nunca olvidaré que
cuando fui despedido de la universidad por rojo y nos encerramos para protestar,
sacaba tiempo para visitarnos y dar ánimo, ninguna otra madre de los demás que
estaban se acercó nunca por allí y sin duda ella era la que más ocupada estaba.
Siempre que la necesité sacó tiempo para atenderme y sabía utilizar mis
habilidades para el bien de la familia,
el resto del tiempo fui libre de hacer lo que quisiera sin que ella estuviera
encima, aunque siempre he tenido la sensación que me vigilaba a distancia, por
si acaso.
Era muy buena estudiante y le hubiera gustado completar sus estudios
en la universidad y ser independiente pero no la dejaron los tiempos y se adaptó al papel que la sociedad le
asignó de esposa y madre pero su sólida formación, le permitió la excelencia y ser
líder de una familia muy numerosa que
fue creciendo paulatinamente y a la que se fue adaptando mientras iba adoptando
a todos los nuevos miembros que se incorporaban. No hizo siempre lo que quiso
pero supo querer lo que hacía.
Escribía muy bien y en su último discursito
escribió: “Espero seguir, de alguna manera, sabiendo de vosotros y que sigáis
teniendo esas reuniones que tanto hemos disfrutado”. A ella le hubiera
encantado estar también este año con nosotros
siendo la protagonista, para soplar las velas con su biznietos que ya son once,
como el número de hijos que tuvo, pero estoy
seguro que de alguna manera se las apañará para ver como ellos las apagan en su nombre.