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martes, 19 de mayo de 2020

DÍA 68 "QUIÉN TIENE UN AMIGO TIENE UN TESORO"

MARTES 19 DE MAYO DE 2020

La jubilación si se la toma uno en serio tiene muchas compensaciones que no eran posibles antes, ocupados como estábamos en ganar dinero para vivir y a la vez desarrollándonos profesionalmente superando, al menos yo, ampliamente nuestro nivel de incompetencia.Yo envidiaba a los que a la vez tenían tiempo para estudiar otras licenciaturas, escribir novelas, coleccionar sellos o pintar, a mí me resultaba imposible hacer nada más y aún así tenía complejo de culpa cuando leía novelas, iba a un concierto o visitaba un museo, con la cantidad de cosas que me quedaban por hacer, así que iba dejando para después actividades que quería conocer sin estar muy seguro de que me pudieran llegar a interesar.
Dos días antes de jubilarme una amiga me escribió un mensaje preguntando si sabía quien era una pariente suya que se apellidaba igual que uno de mis abuelos y ahí empezó mi afición profesional al estudio primero de la historia familiar y luego a la búsqueda de personas y a la recuperación de la memoria de la gente corriente, que además de buenos resultados me ha dado y me da muchas satisfacciones.
En nuestra vida primero nos relacionamos con nuestros padres y hermanos en los que encontramos todo lo que necesitamos, luego vienen nuestros familiares en una etapa infantil donde nuestros abuelos, tíos y primos, sobre todo los primos son fundamentales, a la vez empezamos a ir al colegio y allí se nos abría el mundo inmenso y variado de los compañeros donde pescábamos a nuestro primeros amigos y cómplices, dejando de lado a otros que pasaban a un segundo plano pero con afecto que se notaba sobre todo cuando regresábamos de las vacaciones. Luego el mundo de los amigos se va enriqueciendo con algunos nuevos pero a la vez se va perdiendo el contacto con otros que fueron muy importantes en algún momento. Finalmente nos damos cuenta que la vida pasa demasiado deprisa y que poco a poco vamos perdiendo para siempre familiares y amigos precisamente en el momento que al estar jubilados tendríamos el tiempo para ellos que no tuvimos, cuando estaban vivos, estúpidos de nosotros.
Con la familia siempre se cuenta y más en la mía acostumbrada a estar unida con las reuniones alrededor de mi madre; y con los hermanos tras la jubilación he hablado en el último año más que en toda la vida anterior, pero con los amigos es diferente y son igualmente necesarios; por ello tuve la nada original idea de recuperar la relación con compañeros del colegio o la universidad que no veía regularmente desde hace 45 o 50 años y como he tenido la suerte de mantener en este medio siglo la relación con los principales amigos que tuve en la infancia, o en la juventud no me fue difícil encontrar ayuda en la tarea. Me encantan los retos y con lo que aprendí buscando a los compañeros de la universidad en el 2018 con el pretexto de celebrar los 45 años de haber terminado Biológicas, que fue un éxito pues localizamos a todos y aunque ya la muerte había clareado las filas y otros no estaban para fiestas, conseguimos reunirnos 47 de 65 el 30 de marzo del año pasado; con poco tiempo en el mes de octubre pasado me puse también a rescatar el contacto con los compañeros de colegio para hacer la reunión del medio siglo, que se dice muy pronto, pero con la ayuda progresiva de muchos, algunos auténticos detectives, conseguimos hacer una lista de 83 compañeros con los que en algún momento habíamos compartido aulas del Colegio Cervantes de Córdoba, 12 habían fallecido y 11 no estaban interesados por lo que finalmente rescatamos un grupo de 60 de los que la mitad nos reunimos el 21 de diciembre.
Gracias a ambas iniciativas cuento hoy con una cantera inagotable de amigos con los que compartir sentimientos, aficiones, debates, excursiones y todo tipo de cosas. No tengo espacio para explicar todo lo que estoy haciendo con muchos de ellos, pero nada de ello estaba ni en proyecto hace dos años, por eso, razonablemente, ya no tengo miedo a quedarme sólo y sin amigos a la vejez, estoy seguro que con un poco de buena voluntad y mala vida no seré el último en marcharme.