Hoy 19 de mayo es el último día, pues mañana salimos de madrugada camino del aeropuerto de Los Rodeos destino Sevilla en vuelo de Vueling, valga la redundancia, que estaría bien si no fuera porque los asientos están muy juntos y las rodillas casi rozan con el asiento delantero.
A las 9 hemos salido hacia el puerto de Los Gigantes dónde habíamos reservado plazas en un barco para ver los acantilados de los Gigantes y avistar cetáceos. Son solo 60 km, pero vaya que 60 km, la subida a los 1220m es razonable , pero la bajada es escalofriante, no es que sea peligrosa es que uno no está acostumbrado.
El barco lleno con unos 50 pasajeros y 3 tripulantes zarpó a su hora. Tuvimos la suerte de entrar casi los últimos y que una amable pasajera nos indicara que había dos asientos en la cubierta superior, al aire libre. El paseo camino de La Gomera al encuentro de los cetáceos fue magnífico y está vez topamos con un grupo de calderones que evolucionaban cerca de nosotros que nos movíamos a muy baja velocidad, fueron más de 10 minutos y pudimos ver incluso a una hembra amamantando a una cría. En el momento que se acercó otro barco con turistas, el nuestro se retiró suavemente de vuelta a la costa. Un grupo de pardelas cenicientas atlánticas estaban a nuestra vista posadas en el agua. En las aguas canarias habitan centenares de calderones, cuya machos adultos pueden ser muy grandes , unos 6 metros de longitud, es un buen lugar por la buena temperatura del agua y la abundancia de calamares gigantes,su presa favorita, que cazan a más de mil metros de profundidad.
Los acantilados de los Gigantes son inmensos como su nombre indica, desde la Punta del Teno hasta nosotros serán unos 10 km completamente verticales con alturas entre 300 y 600 metros . Fondeamos casi pegados a la roca volcánica, algunos nos bañamos y pude ver los fondos con vegetación y muchos peces alrededor, Nos sirvieron un arroz con pollo apetecible y bebidas. Merece la pena sufrir el trayecto de carretera, pero creo que sin más gasto la excursión sería sublime, si no pusieran esa horrible música ambiente una vez vimos los calderones.
La vuelta la hemos hecho por la autopista que circunvala la isla, unos 129 km pero se tarda casi lo mismo. Pudimos contemplar como el tiempo del lado este de la isla era muy ventoso con oleaje picado nada que ver con el que habíamos disfrutado. Tenerife es atractiva siempre por lo variado de su naturaleza, confío que el exceso de turismo no acabe con su encanto. Hasta el próximo viaje.