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viernes, 29 de marzo de 2024

LONDRES 7: EL MESÍAS

 






Hoy viernes 29 de marzo, Viernes Santo, ha amanecido frío, ventoso y nublado y en bus nos hemos acercado al Royal Albert Hall donde a las 14,30 empezaba El Mesías; obra maestra coral de Haendel; un oratorio que se hizo para ser cantado en inglés. Teníamos pensado visitar los dos museos de ciencias pero las colas eran tan enormes y hacía demasiado frío para estar una hora a la intemperie en fila, así que hicimos un  plan B.

VICTORIA &ALBERT MUSEUM  al contrario de lo que muchos piensan es interesante y entretenido  , no tiene  nada excepcional  pero si muchas cosas  de mérito recopiladas en  los diversos territorios del imperio, así como arte europeo entre 1800 y 1930, por ejemplo  varias magníficas esculturas de Auguste Rodin y obras art-decó. Un museo ideal para hacer tiempo y sorprenderse que es quizá lo que más me gusta. Deambulando sin objetivo encontré dos magníficos capiteles del califato cordobés, una maravillosa colección de alfombras persas de más de trescientos años, usadas; esculturas asiáticas, etcétera , además de una cafetería agradable donde nos tomamos solo unos refrescos, pues la comida era demasiado inglesa con extra de verdura  y un poco temprano para haber digerido el english breakfast.

Nos dió tiempo luego también a hacer hora en el bar principal del Royal Albert Hall,  había cola disciplinada en la barra que empezaba con metros de comida donde la gente se demoraba eligiendo y luego venía el trozo de barra para las bebidas y pagar, elegantemente nos la saltamos, pues solo queríamos beber  y tomar unas chuches, con el beneplácito de los empleados que parapetados tras la barra estaban haraganeando, incapaces de organizar de otra manera a sus conciudadanos. Luego hábilmente conseguimos sentarnos en una mesa ocupada, a medias, en un buen sitio para disfrutar del espectáculo de ingleses agilizando la cola como nosotros.

Los músicos eran unos doscientos veinte , contando 165 coristas. Un soberbio  órgano completaba el sonido necesario para llenar un local descomunal como para seis mil espectadores con bastantes claros, lo que me sorprendió dada la naturaleza tradicional y patriótica del evento y que estamos hablando de un área con más de diez millones de habitantes.  El sonido era magnífico y la interpretación brillante y cuando llegó el Aleluya todos los espectadores nos pusimos de pie  movidos por un resorte como si fuera el himno nacional y juraría que algunos lo cantaban por lo bajini. Algunos momentos me emocionaron  pues la eché de menos a ella, sobre todo cuando el nieto se quedó traspuesto un rato.

Al acabar  salimos hacia los jardines de Kensington pues el sol animaba el fin de la tarde para llegarnos a saludar a Peter Pan y de allí paseando por Hyde Park, entramos en  Mayfair, atravesamos el Soho hasta nuestro hotel al que llegamos a las seis y media, completando los casi 15 km de hoy. Una abundante  cena italiana remató el día. Mañana será el último y  es una pena pero algo haremos.