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domingo, 12 de noviembre de 2023

9 LA MAR CHICA Y EL GURUGÚ





Desde Melilla  y con retraso escribo sobre ayer sábado 11. Comenzó en Saidia que es una ciudad de veraneo para ricos de la que nos despedimos con una visita a la playa para ver de cerca Argelia, a la que es imposible acceder pues la frontera lleva cerrada años. Se ve una costa preciosa, incluso las lejanas islas  Habibas (Amadas) que deseo visitar ... algún día.

Regresamos  por la N-16 a despedirnos de nuestras islas Jaafareen (Chafarinas) y a visitar el colmado de Hassan, el vecino de Ahmed, porque se nos había olvidado comprar unos rústicos sombreros que estuvimos viendo mientras comíamos el cous-cous del viernes; aprovechamos para adquirir chucherías y algunos encargos, como semolina para dar aspecto crujiente al pan.
Por la misma N-16 llegamos a la Mar Chica, una albufera impresionante y enormemente bella, por un camino y tras pasar un control entramos en la larga barra  deteniéndonos frecuentemente para ver, identificar y fotografiar  muchos flamencos y cormoranes, cigüeñuelas, zarapitos, etc.  Llegamos hasta la bocana y regresamos  por el mismo camino.
Subir al macizo montañoso del Gurugú es una experiencia que en si ya merece la pena el viaje a Melilla, por unas vistas espectaculares del Rif y de la Mar Chica, pero también por el espectáculo de las rocas, las nubes pasando por las crestas y conducir por pendientes imposibles al filo de precipicios de centenares de metros.  En un mirador encontramos a nuevos amigos españoles: Jacinta y Fernando, son de Murcia y trabajan en el colegio español de Nador, la charla comparando nuestras experiencias  ha quedado abierta para más  adelante.
Nos llegamos al otro lado de la Mar Chica a visitar el Atalayón porque allí estaba la base de hidroaviones españoles , pero no vimos ningún vestigio, aunque merece la pena pues hoy es una preciosa urbanización de lujo a la que nos dejaron pasar amablemente, seguramente  pensando que podríamos ser futuros compradores.
La entrada a Melilla fue muy molesta pues la cola era lenta, y tras registrar el coche por arriba  y por abajo, nos tocó ir al puerto  a pasar por el escáner  por si lleváramos droga escondida. lo peor es que la española tampoco fue rápida. Eso sí, todos fueron correctos. De Melilla hablaremos  en la siguiente entrega 
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre estuve abducida por Africa y ahora un poquito mas. Besos.

Juan María Casado dijo...

Reconozco que me gusta mucho Marruecos y sus gentes