Me llamo Saleh, tengo trece años y vivo con mi familia. Me llevo bien con los vecinos y amigos. Lo que más me gusta es jugar con mis amigos, pasamos el mayor tiempo juntos y nos divertimos mucho. Jugamos, reímos y contamos chistes y cosas, sobre todo de fútbol que me gusta en especial.
Mi cuento es “la tragedia del águila”: voy contarles algo que me pasó cuando tenía 3 añitos. Yo no me acuerdo de nada pero mi madre me lo contaba.
Resulta que era un día muy caluroso cuando salí de la jaima, llevaba conmigo un bote de champú de color rojo y vestía solamente un bañador como si fuera a bañarme en plenas dunas ardientes. La gente hacía la siesta y nadie se movía en aquel soleado día.
Uno de nuestros vecinos, un señor muy querido por la familia, había criado un joven águila, que había cogido pequeña del nido de su pobre madre. En sólo dos meses se había criado comiendo carne fresca todos los días y ya era muy grande y fuerte.
En aquel día al verme salir con el bote rojo, el águila pensó que era carne y se lanzó con toda su fuerza hacia mí, gracias a Dios no me hizo ningún daño pues solamente se paró frente a mí, como si quisiera quitarme el bote rojo.
Asustado y como lo único que tenía entre mis manos era el bote de champú se lo tiré para defenderme.. El pájaro saltó un poquito y volvió a su lugar quedando parado frente a mí. Cómo no sabía nada y mucho menos que hacer, me quedé llorando.
Al escucharme llorar, algunos vecinos acudieron para “salvarme del feroz animal”, al principio asustados pero luego se pusieron a reír de “mi tragedia con el águila”.
Al final me fui con ellos para contar lo sucedido a mi madre que ni siquiera se había enterado de lo ocurrido. El águila que yo no conocía pues su forma no la había visto nunca, volvió volando al inmenso cielo hasta que casi ni se veía.
Este relato me lo entregó Saleh, un alumnos de 13 años del Colegio Madrid.
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