Como todos los 31 de diciembre
se apresta uno a despedir el año que
hemos vivido y a desear siempre lo mejor para el siguiente del calendario. Nunca reflexionamos que a cada uno le habrá ido el año de manera
diferente, pero este 2020 que dejamos parece que unánimemente ha sido malo para
la humanidad en su conjunto, pero todo depende,
en mi familia ha sido terrible, pues a la reciente muerte de mi madre en
noviembre de 2019, que nos dio la alegría de vivir 97 años espléndidos, se le ha
sumado en este 2020 la insufrible pérdida de Nanda, nuestra hermana, enfermera y víctima de
la pandemia, que nos dejó en la plenitud de su vida, sin que nos lo pudiéramos
esperar y sin que podamos aceptarlo…todavía. Ya sé que el dolor no nos dejará
nunca, solo espero que la vida vivida con
los que queremos nos quite el sufrimiento más pronto que tarde.
Acabo de pasar de año al mediodía,
porque a medida que voy envejeciendo la noche me sienta peor para los inevitables excesos
en comida y bebida, pero es que además este año habíamos pensado no hacer nada
a medianoche para evitar el contacto
estrecho con hijos, nietos, familiares y allegados. Pero ayer pensé que sería
muy agradable ver a los hijos con los nietos pero de día, unos el 31 y otros el 1 y así lo hemos hecho. Al mediodía han llegado
mi hija Lucía con su marido Eduardo y los dos nietos Eduardo y Juan, todos con
mascarilla y mañana vendrán Guillermo con Vike y Javier el benjamín.
Como el fin de semana pasado tuvimos la matanza de los cerdos que se crían
con bellotas y castañas en nuestro paraíso serrano de Cortegana, aparté una
cadera para hacerla al horno hoy y la he
hecho a 110ºC en 5 horas, ha salido exquisita, por si querían comer aquí una
vez que se vió que el día era frío, pero al sol se estaba muy agradablemente.
Antes he jugado con mi nieto Juan al badminton y luego hemos pasado casi una
hora paseando por el campo y sosteniendo
con él una amplia conversación sobre las futuras colonias en la Luna y Marte,
tratando de responder todas las preguntas que desde la curiosidad de sus diez
años me hacía. La guarnición de la carne
ha sido una ensalada de pimientos asados y Lola había hecho una magnífica tortilla de
patatas. Al final todo acabó con una botella de cava (brut nature reserva vintage 2017) elaborado por Jaume Serra y adquirido a 3,75€
en Aldi que ha resultado espectacular y tomando las tradicionales uvas al ritmo
de los rasgueos de guitarra por soleás que tan generosamente regaló el excepcional
guitarrista Juan Serrano a sus paisanos cordobeses y que este año,
prudentemente, no podrán oírse. Me ha gustado tanto que creo que el año que
viene lo intentaré repetir pero con todos si es que para entonces se ha
recuperado la normalidad .
La operación fin de año
seguramente se completará esta noche con una videoconferencia y mañana con la
visita prometida del resto de mi descendencia. Creo que no se puede pedir más
para celebrar un momento tan repetido y rutinario, aunque es verdad que nos
gustan las fiestas con pretexto, yo pienso que a veces convendría celebrarlas
sin necesidad de excusas, a pelo, todos los días, sobre todo si lo que
celebramos es estar vivos y felices de compartir que es de lo que se trata.
Os deseo a todos los que me soportáis un feliz año nuevo 2021
preñado al fin de esperanza gracias a la ciencia y a los científicos, a la
sanidad y a los sanitarios, a los empleados de supermercados, a los
transportistas, a los basureros, a los limpiadores, a los cuidadores, a los
policías…y un poco también gracias al
gobierno y a casi todos los ministros, a
casi todos los políticos, incluso de la oposición y finalmente el último ruego es
que las vacunas funcionen y puedan ponerse a todos los seres humanos vivan
donde vivan.
¡ADIÓS 2020!...
¡HOLA 2021!
4 comentarios:
Salud y felicidad para 2021, a pesar de todo 😘
Claro que sí. Querida hermana
Lo importante es respirar querido amigo; respirar.
Pues respiremos a pleno pulmón.
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