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viernes, 11 de diciembre de 2020

TODOS INOCENTES, LA CULPA ES DEL GOBIERNO neonormalidad 30

 

Hoy pensaba escribir sobre el futuro de la monarquía constitucional, pero tras leer el artículo de Antonio Avendaño “Juan Carlos I, la justicia te perdona nosotros no” publicado ayer en El Plural y con el que estoy básicamente de acuerdo, he tenido que tirar, literalmente, a la papelera, el borrador que tenía ya muy avanzado creyendo que era muy original; eso me pasa por ser un perfeccionista, que otros mejores que yo me pisan los artículos de actualidad. Prometo volver sobre el asunto en breve.

 Seguimos “perimetrados” en los términos municipales de nuestra residencia y con “estrictas” medidas para parar la propagación de la COVID19, pero van a relajarnos las medidas para que celebremos las fiestas como “Dios manda”, porque tras un cierto control “sólo” estamos diez veces por encima del índice IA (relación entre el número de infectados en los últimos 14 días por cada cien mil habitantes) aconsejado para considerar que está controlada la transmisión de la enfermedad en un territorio concreto, pues estamos aproximadamente a 200 cuando el objetivo  para estar relativamente tranquilos es 20, sin acordarnos que venimos de cifras escalofriantes que con las medidas vigente hemos conseguido reducir.

Comprendo a las autoridades que tienen que contrapesar los diferentes intereses en juego y es verdad que el derroche navideño  de consumo y sobre todo de compras de lo superfluo es necesario para paliar un poco el desastre de los sectores comerciales y hosteleros, y no me parece justo echarle la culpa al niño Jesús que nació en un establo. Es lo “malo” que tiene la democracia que los gobernantes se ven obligados a tomar decisiones que les permitan ganar elecciones, aunque no sean muy buenas para el futuro y claro que lamentablemente los muertos que podrían resultar de sus decisiones ya no vuelven a votar, solo los que quedan vivos, aunque algunos no me parezcan demasiado listos.

Me resulta indignante si no fuera trágico la que algunos lían buscando tres pies al gato, porque no ven claro el uso del término allegados en las recomendaciones del ministro de Sanidad, que ya es gana de hilar fino.  Con allegados  en la vida anterior a este lío, nos referíamos a todas  las personas que sin ser familiares legales sentimos cercanas y que forman parte de nuestro círculo íntimo y son con las que ordinariamente compartimos alegrías y sobre todo nunca faltan en las penas. Hace falta ser retorcido para no saber que el ministro se refería a esas personas que son imprescindibles en nuestra vida aunque no tengan ningún título legal que lo acredite; por ejemplo podría estar incluido en el epígrafe  con todo sentido invitar a nuestras mesas a cualquiera que pasara necesidad, aunque sólo sea de compañía, eso si sin superar el número de diez o el de convivientes si es superior, que todavía hay familias como la mía que sin allegados, ni otros familiares sumábamos trece y no nos daba mala suerte.

No es de muy listos estudiar las recomendaciones que para controlar la pandemia ha comunicado el gobierno de turno, sea de nuestro gusto o no, con el fin de  buscar las triquiñuelas para saltarse las limitaciones que nos molesten al objetivo  absoluto de hacer “lo que nos dé la real de la gana”, es como aquel idiota que decía que: “¡quién era nadie para decirle cuantas copas podía tomarse él¡” mofándose de las campaña de la DGT para tratar de frenar los accidentes debidos al consumo excesivo de alcohol. Hace falta ser muy idiota o muy malvado para no saber a estas alturas que  la COVID19 y el alcohol matan.

Todos tenemos información suficiente y sobrada para tomar inteligentemente nuestras propias decisiones de autoprotección frente a esta pandemia y que además protegerán a los demás en el caso de que nosotros estemos contagiados y si encima eres una persona mayor con algunas goteras y que no quieres morirte todavía pues con más motivo no hay que buscar truquitos y fallos en la norma como si no fuera a tener consecuencias. Si hemos sido prudentes hasta ahora, seámoslo más en estas fiestas.

Yo creo que detrás de todo esto hay una gran falta de responsabilidad individual de algunos y un comportamiento infantil de querer lo que no puede ser  y además ser inocente si sale mal, para lo que resulta perfecto tener a alguien a quien echarle la culpa de nuestros errores, son esos idiotas que si se incrementa la cifra de contagiados, se saturan los hospitales y se incrementan los muertos, luego con cara de niños buenos que nunca han roto un plato dirán que “LA CULPA ES DEL GOBIERNO…”. 

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