Me encanta leer todo tipo de
libros pero sobre todo novelas y “Centroeuropa” ha sido la mejor del año 2021 y
eso que entre otras he vuelto a leer algunas clásicas del siglo XIX como “Eugenia
Grandet” de Balzac, “Madame Bovary” de Flaubert, “Trafalgar” de Galdós o “Insolación”
de Emilia Pardo Bazán. La novela de Vicente
Luis Mora me ha impresionado tanto que
me he animado a escribir este artículo breve para animar a otros a leerla.
Debo reconocer que descubrí el libro porque leo semanalmente los suplementos culturales de la prensa y
especialmente las críticas literarias, lo malo es que voy anotando todas las
semanas varios libros en una lista de posibles compras que guardo al lado de
otras de cosas pendientes. Entrar en la lista es muy fácil, salir es más
lento pues solo se sale cuando adquiero el libro y debo confesar que a día de
hoy hay 127 libros esperando.
“Centroeuropa” tuvo la suerte
de entrar un año después de la publicación el 31 de octubre de 2020 de la crítica que firmaba Carlos Zanón en Babelia, porque ese
suplemento quedó sin leer junto a otras revistas en un revistero, y al hacer
limpia previa lectura rápida, me impactó el título “Desenterrar la identidad”,
luego la entradilla que afirmaba que era una “novela histórica de hechos
imposibles”, que en resumen iba de “Prusia, principios del siglo XIX. Su protagonista, Redo,
llega a un pequeño pueblo a hacerse cargo de una propiedad en la que quiere
empezar una nueva vida. Será el primer campesino libre de por allí. Arrastra
con él el ataúd que contiene el cadáver de su amada esposa, una española que
responde al nombre de Odra. Quiere enterrarlo en la parcela de tierra que ha
adquirido y en la que planea cultivar remolacha” y por si todavía no me la había vendido bien,
que el autor era cordobés. Estaba a punto de llamar a la librería Valme de Dos
Hermanas para encargar el “Yo, Vieja”, de mi compañera Anna Freixas y se la pedí también a Antonio, el librero, hijo de librero,
saltándose así la larga cola que otros libros sufren desgraciadamente para
siempre.
La portada con “El mar de
hielo” de Caspar David Friedrich nos introduce a ciento ochenta y una páginas
de elegante tipografía que se degustan en dos ratos y la novela me gustó más
que la crítica, lo que no es frecuente. Si te cuento que no paran de aparecer
cadáveres congelados en el terreno, que entierra a su mujer diez pies por
debajo del salón que habita, que usa los cadáveres de espantapájaros, porque nunca
se descongelan, me dirás que exagero y no te exagero nada, en realidad me quedo
corto.
Yo no sé lo que es, pero no
paro de repasar el libro pues como se
lee de corrido, de pronto te viene a la cabeza algo que tienes que aclarar y
así una y otra vez. La última ha sido que he encontrado una palabra cambiada de
género en la página 180 y como no creo que se haya cambiado mágicamente, ni que
sea un error tipográfico porque la editorial Galaxia Gutenberg es muy pulcra,
creo que es un giro dramático que no voy a destapar por si te animas a leerla
después de esta perorata.
Tras leerla he descubierto que
el autor osadamente ha publicado en su blog
un largo artículo explicando cómo
está escrita la novela y las constricciones que se impuso en el proceso
creativo. En el aspecto compositivo está
escrita en progresión geométrica razón=2, es decir que el capítulo primero
tiene 750 palabras, el segundo 1.500 y así sucesivamente junto a otras reglas
matemáticas. La segunda constricción es
lingüística y es que está escrita en castellano del siglo XIX y eso hizo que me
supiera a clásico literario. No sigo destripando más, aunque nada de eso afecta
al placer de su lectura, que se acrecienta al saber que el autor se lo ha
currado sorteando dificultades autoimpuestas para mayor disfrute del lector.
Si, me confieso un rendido
admirador de Vicente Luis Mora, al que no tengo el gusto de conocer
personalmente, pero seguiré comprando sus libros y quizá alguna vez haga por
verlo para que firme alguno, como recuerdo.
Feliz 2022 y no te pierdas esta novela.
2 comentarios:
Querido hermano, impresionada estoy pues me ha gustado tu crítica y entrado curiosidad vin el tema, pero además al leer el nombre del autor y sus apellidos
Vicente Luis Mora Suárez Varela he buscado en Internet
https://www.google.es/search?q=vicente+luis+mora&sxsrf=AOaemvIfHLNMH8TXIRJ1lBCIA79EIs_2rg%3A1641515110505&source=hp&ei=ZojXYYu5HIKCaoSWhogF&gs_ssp=eJzj4tLP1TcwSc-wNEgxYPQSLMtMTs0rSVXIKc0sVsjNL0oEAJMECgY&oq=vicente+luis+mora&gs_lcp=ChFtb2JpbGUtZ3dzLXdpei1ocBABGAAyBQguEMsBMgUIABDLATIFCAAQywEyBQgAEMsBMgUIABDLATIFCAAQywEyBQgAEMsBMgUIABDLAToHCCMQ6gIQJzoHCC4Q6gIQJzoECCMQJzoGCCMQJxATOgsIABCABBCxAxCDAToOCC4QgAQQsQMQxwEQ0QM6BQgAEIAEOggIABCABBCxAzoICC4QsQMQgwE6CAguEIAEELEDOgUILhCABDoRCC4QgAQQsQMQgwEQxwEQowI6DgguEIAEELEDEMcBEK8BOgsILhDHARCvARDLAVDqDFj_UWDNV2gBcAB4AIABxQKIAdAPkgEIMTIuNC4wLjGYAQCgAQGwAQ8&sclient=mobile-gws-wiz-hp
Y he atado cabos y es hijo de Ana María Suárez Varela (compañera mía del Colegio) y de uno de lis Mora, familia con muchos que llegó a Còrdoba cuando yo tendría 12 años y las niñas estuvieron en Santa Victoria y los niños, creo que en Cervantes pero deceso no estoy segura.
Vivían subiendo a la Sierra en la c/El Nogal de Sta Rosa y la madre de ellos se hizo muy amiga de mamá e íbamos juntas a los jardines con todos lis niños
Lo recuerdo perfectamente y la mayor de las niñas, creo se llamaba María Jisecera íntima de Marua Pilar.
En fin sun duda me ha entrado una gran curiosidad y leeré el libro
Gracias por compartir
Me encanta tu investigación. Creo que es un grandísimo escritor. Cuando leas el libro hacemos un seminario familiar, pues Quique ya lo tiene.
Publicar un comentario