Julio ha empezado con más calor, pero las noches siguen siendo frescas, de momento caen algunas gotas , aunque parece que mañana jueves 3 la lluvia será más intensa, la disfrutaremos. Esta pasada madrugada hemos ido a recoger a mi hijo, que venía con el suyo, a la terminal 5 del aeropuerto de Arlanda, impresiona el flujo intenso de pasajeros, la mayoría suecos que regresan de sus vacaciones al sol, que deambulan por sus espacios sabiendo, parece, por donde tienen que ir. Tras aparcar el coche, sinceramente no sabíamos como llegar al punto exacto donde se ponen los conductores que vienen a recoger pasajeros y que se ponen con sus cartelitos a la salida de las cintas de equipajes. En el inmenso aparcamiento de varios pisos no había nadie y ninguna indicación, cuando a lo lejos vi a una persona, al aproximarnos nos dimos cuenta que era un sintecho de los que habitan estos espacios con su carro de la compra lleno de todo lo que tienen. Cuando vió que nos acercábamos vino al encuentro con una sonrisa, en nuestro mejor inglés le preguntamos y nos orientó perfectamente con un inglés mejor que el nuestro. Lola decidida me guió siguiendo las instrucciones al punto exacto. Al rato los vimos y nos abrazamos. En el camino de vuelta de unos 40 km íbamos por una carretera rural y se cruzó un conejo y dos gamos, mientras se incrementaba la luz de un amanecer largo.
Charlamos y nos acostamos tarde. Los mayores llevábamos varias horas despiertos cuando el chico con su mayor sonrisa apareció al mediodía. Hoy hemos dado una vuelta por el barrio hasta el club naútico de Skarholmen en el lago Ekoln, poco movimiento de barcos , pero una pareja de cisnes con sus pollos, muchas gaviotas reidoras, gorriones molineros , lavanderas, mirlos, cornejas y palomas torcaces nos daban espectáculo. En los bordes del camino plantas de fresas silvestres ofrecían sus frutos y alguna comimos, aunque sean poco dulces me resultan agradables.
Al ir a comprar he tenido mi primer incidente serio con el coche automático que se negaba a aceptar mis órdenes, cuando estaba a punto de tirar la toalla y llamar a la asistencia de emergencia, Lola me recomendó que me saliera y cerrara; cuando volví a entrar todo como por arte de magia funcionó, me gustan poco los coches con criterio propio. Al volver nuestro hijo preparó en su punto una riquísima pasta con tomate y albóndigas como el buen cocinero que es. Mañana continuaremos
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