Hoy mi hermana Nanda ha amanecido mejor aunque sigue más floja de lo normal, en sus palabras..."un día menos para estar perfecta", así que progresa adecuadamente. La familia lo celebra en el chat compartiendo hoy Domingo de Ramos el recuerdo de la tradición de la conveniencia de estrenar algo porque " a quien no estrena se le caen los pies y las manos", sonrisas.
Hice la foto de ese eucalipto en el delta del Ebro hace tres años y creo que viene bien con el título que he elegido, pues está aparentemente sólo en medio de la nada pero intensamente comunicado con su entorno.
He titulado mis notas con un oxímoron, "SOLEDAD CONECTADA", que es una figura retórica que me encanta pues al usar dos palabras con significados opuestos se crea una expresión con otro significado que puede parece absurdo en una primera lectura pero que te obliga a pensar porqué la habrá puesto el escribidor, hasta que le encuentras sentido, normalmente metafórico. Llevo varios días leyendo y pensando sobre el confinamiento en el que la pandemia nos ha hecho vivir; muchos amigos y conocidos mayores lo están pasando solos en sus casas pero conectados como nunca con los pueden estar al otro lado de la calle, en la misma ciudad o en las antípodas, incluso yo diría que estamos hiperconectados, tanto que corremos el riesgo cierto de incomunicarnos con los que viven con nosotros. Yo por lo menos estoy más tiempo "hablando" con mis amigos de facebook o los seguidores del blog dónde publico este diario que con Lola que vive conmigo, si no fuera porque hacemos algunas tareas y comemos juntos hablaríamos poco.
Mi amiga Cristina Alvarez Secades escribió:"Dicen que la crisis del coronavirus nos va a cambiar. Yo también lo creo. A raíz de lo que oigo y leo concluyo que los buenos serán más buenos y los malos serán más malos.O dicho de otra manera, los que odian, odiarán más y los que aman, amarán más." y me gustaría que no llevara razón,
No soy conspiranoico pero a veces pienso que este confinamiento es un experimento psicosociológico masivo para llevar hasta el extremo el aislamiento digital en el que ya vivíamos con nuestros móviles "inteligentes", nuestras compras por internet y nuestros "amigos" con los que nunca hemos estado, a ver que pasa, a ver si lo soportamos bien y los que se benefician de nuestro aislamiento puedan ampliarlo a otros campos todavía inéditos hasta la ruina definitiva de nuestro modo de vivir tradicional y sometidos a hipervigilancia para protegernos de una pandemia, del terrorismo o...de nosotros mismos. Nunca hemos estado más comunicados, pero nunca hemos estado más solos que en esta "SOLEDAD CONECTADA".
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