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viernes, 10 de abril de 2020

CUARENTENA. DÍA 30 "DIARIO"

SÁBADO 11 DE ABRIL DE 2020

Hoy es un buen día para reflexionar sobre porque hacemos un DIARIO de este momento excepcional de nuestras vidas, cuando estamos viviendo una experiencia mundial única sufriendo una pandemia porque no hemos sabido como humanidad controlar la expansión de un virus muy infeccioso y letal. Por todo el mundo gente como nosotros estamos confinados  en nuestras casa por orden de las autoridades, pero todos muy comunicados y en directo gracias a internet, por eso en el futuro habrá muchas, quizá demasiadas, fotos, videos, parodias, chistes, exabruptos y comentarios improvisados, pero pocos relatos elaborados de la gente corriente. Los periodistas y escritores harán sus crónicas y libros, pero yo creo que no será suficiente para entender lo que ha pasado.
 Hace tres semanas estaba escribiendo un artículo  para animar a otros a hacer su DIARIO y daba vueltas para expresar mejor  lo que pensaba sobre la importancia de los testimonios de la gente corriente en la construcción de la memoria colectiva, cuando leyendo un periódico atrasado encuentro las palabras  de Antonio Muñoz Molina en su artículo “Testimonios del tiempo” publicado en el suplemento Babelia de El País: “La observación es un deber de ciudadanía. Hay que fijarse muy bien en las cosas de las que somos testigos para poder contarlas tal como fueron a los que están lejos y a los que vengan después. Ni la investigación histórica más rigurosa puede captar esa tonalidad específica del tiempo vivido y observado en presente. Como un novelista policíaco, el historiador conoce el desenlace y organiza su relato en dirección a él. El que observa en presente ve con igual intensidad lo que después se sabrá que era trivial y lo que era significativo. Pero justo en lo trivial suele residir misteriosamente el sentido del tiempo. Lo trivial, lo accidental, lo mínimo, solo dejan rastro en el recuerdo de los testigos.”
Ana Frank escribió en su diario: "Tengo deseos de escribir y ante todo quiero sacarme algún peso del corazón" , porque cuando uno está aislado es bueno escribir un diario para proporcionarnos una válvula de escape expresando nuestros sentimientos y ocupando además una parte del tiempo que tenemos en exceso; la psicóloga Emma Barret cree además  "que es útil  porque ayuda a darle un sentido al caos" . 
Sigo a Antonio Muñoz Molina porque además de escribir divinamente, como decía mi madre,  reflexiona en sus artículos en El País como si formaran parte de un DIARIO, tomo prestadas las palabras que decía el pasado 4 de abril en un artículo magistral titulado "Presente de indicativo" del que entresaco sin permiso  palabras certeras para expresar mis pensamientos, espero que me perdone : " La escritura natural de este tiempo es el diario...El diario es el lugar natural de la crónica del confinamiento y la expectativa...El memorialista cuenta desde el porvenir. El historiador, desde fuera y desde muy lejos. Los dos saben lo que ocurrió después, y ese conocimiento, aunque ellos no lo quieran ni lo sepan, determina su mirada. La historia cuenta cómo sucedieron las cosas. El diario atestigua que las cosas no suceden nunca en abstracto: lo que pasó le pasó a alguien. Y como quien escribe no sabe lo que pasará mañana, ni dentro de tan solo unas horas, cuenta lo que ve o lo que ha oído o lo que se le pasa por la cabeza sin distinguir lo que parecerá valioso con los años o lo que será descartado como irrelevante...Porque no sabemos lo que vendrá mañana, anotamos o dibujamos el momento presente con una inocencia en la que puede haber distracción, ignorancia, ceguera, pero también, a veces, una lucidez involuntaria, una capacidad de advertir esa especie de polvo tenue de lo fugitivo y lo trivial en la que queda atrapado el color preciso del tiempo, lo que después no deja huella, como no la dejan las formas vivas que no quedaron impresas como fósiles en el registro geológico. La voz sola del que escribe se vuelve polifonía y collage cuando el diario se combina con otros que se han ido escribiendo al mismo tiempo. En este momento, personas innumerables se inclinan sobre un cuaderno, manejan la pluma, el lápiz, la barra de cera, cortan y pegan cosas, alzan los ojos hacia una ventana, prestan oído al silencio inaudito al que ya se han acostumbrado, roban un rato al sueño después del trabajo en el hospital para dejar constancia de lo que han visto. Están dibujando entre todos el mapa inmenso y me­ticuloso del presente."
Por eso es tan importante que muchos sigamos escribiendo nuestros diarios, unos, como mi hermano Enrique , a mano en  cuadernos desde hace más de 38 años, otros como la periodista María Olmo en su diario publicado en El Córdoba, otros  como Ana María Prieto, Luis Arenas, Nuria del Saz, Isabel Burón, etc... publicados en distintas plataformas y muchos más que no se atreven a escribir formalmente un diario pero que lo hacen con sus comentarios bien redactados en  los diarios de otros. 
Estamos haciendo historia, ¡ánimo! y en palabras de Buzz Lightyear: "hasta el infinito... y más allá".
La foto de hoy es de un lustroso estornino negro (Sturnus unicolor), fotografiado desde la ventana del dormitorio, él canta y se pavonea usando de posadero las hojas de una palmera (Washingtonia filifera).

1 comentario:

Quique sr. dijo...

Hoy me ha dado por acordarme de nuestro Padre y al hilo de tu entrada en el diario he pensado lo interesante que hubiera sido que escribiera un diario pues le tocó vivir acontecimientos históricos a unas edades claves para el desarrollo posterior de la vida. Vivió la República de los 16 a los 21 años, la guerra de los 21 a los 24 y la posguerra de los 24 a los 34. Hubiera sido un documento de mucho valor, habríamosos conocido su vida y su forma de ver lo que iba pasando día a día, un documento, al menos para su familia, de incalculable valor. Una pena.