Tras
veintidós días de ataques terribles del ejército ruso contra Ucrania y sus
ciudadanos con la intención de arrasar sus ciudades y matar a los que sean
necesarios para que se rindan, lo siento,
ya no es hora de medias tintas, como decía Borrell en el Parlamento
Europeo hace muchos días: “Cuando un potente agresor agrede sin justificación
alguna a un vecino mucho más débil, nadie puede invocar la resolución pacífica
de los conflictos. Nadie puede poner en el mismo pie de igualdad al agredido y
al agresor. Y nos acordaremos de aquellos que en este momento solemne no estén
a nuestro lado”. Por eso hoy declaro formalmente que YO ESTOY EN GUERRA CONTRA
PUTIN, no contra Rusia y mucho menos contra los rusos que son las primeras
víctimas de ese dictador criminal y que no pararé hasta que sea detenido y
llevado ante el Tribunal Penal Internacional para responder de sus crímenes
contra la humanidad.
Europa
es mi patria porque es el único ámbito en el
que puedo estar libre y seguro en el complicado mundo intercomunicado en
el que vivimos; a pesar de mis
sentimientos ni Andalucía, ni España me aseguran hoy la libertad, la seguridad
y el futuro honroso que necesito. Claro que me gustaría que ya fuera realidad lo que cantaba,
bastante regular por cierto, en los
actos socialistas al principio de la Transición democrática, cuando acabábamos
con La Internacional: “El hombre del hombre es hermano/ derechos iguales
tendrán/ la TIERRA será el paraíso/ PATRIA DE LA HUMANIDAD” . A este concepto
patriótico ya dediqué un artículo hace
dos meses en el que denuncié el peligro de perder nuestras libertades en un mundo multipolar gobernado por la
rapacidad capitalista y dictadores en el que la voz de Europa a favor de los
derechos humanos y el libre comercio no estaba acompañada de una fuerza disuasoria a la medida de
nuestro poder económico real.
Hoy
me siento como los alcaldes de Móstoles
que en mayo de 1808 testigos de las atrocidades que los invasores franceses
estaban cometiendo contra el pueblo de Madrid, hicieron un bando llamando a la
guerra contra el ejército invasor que enviaron con mensajeros por toda España. Yo, hoy escribo este
artículo con mi grito contra Putin en la
confianza de que muchos se sumarán a la lucha contra el invasor de nuestra
patria. No hay que esperar a que las bombas destruyan las ciudades de España ni
que maten a nuestros seres queridos para levantarse contra la agresión a tu
patria, el valiente pueblo de Ucrania con su resistencia nos está dando tiempo
para responder y deberíamos hacerlo con contundencia.
Soy
un convencido de que la guerra o la violencia no es el camino para resolver los
conflictos y en mi vida como responsable público fui un negociador incansable hasta con manifestantes violentos, pero con la
misma convicción creo que si te atacan tienes el derecho a defenderte de manera
proporcionada, se llama derecho a la
legítima defensa que está reconocido en
el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, y eso es lo que está
haciendo el pueblo de Ucrania al que apoyo con todas mis fuerzas contribuyendo
a la atención de los millones de refugiados como socio de ACNUR, UNICEF y CRUZ
ROJA y si me admitieran iría a luchar a esas lejanas tierras en los confines de
mi patria, recordando con honor a los brigadistas internacionales que ayudaron
a frenar a los golpistas en 1936, sobre todo a los ucranianos de la compañía Tarás
Shevchenco que heroicamente dieron
su vida en Brunete derrotando a la sanguinaria caballería marroquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario