Los españoles deberíamos de
escribir siempre Sáhara con tilde pues para nosotros es una palabra esdrújula y
estas casi siempre deben llevar tilde y no la moda actual de considerarla llana, como los ingleses o franceses. Creo que para los nacidos en tierras que fueron del
antiguo califato almohade nos resulta más lógico decir sájara como suena
en árabe. Si, hubo un tiempo en que casi
desde los Pirineos hasta Tombuctú y desde el golfo de Sidra hasta el cabo
Bojador hubo un imperio originado por nacidos en el hoy disputado Sáhara
occidental o muy cerca.
Ese trozo de África le fue
adjudicado al reino de España en 1885 en la conferencia de Berlín: no fue
realmente colonizado por los españoles hasta después de nuestra guerra civil y cuando España consigue al fin entrar
en la ONU en 1955 y se da cuenta que ese territorio está en la lista de los que
hay que descolonizar, lo transforma en 1958 en la provincia numero 53 con
capital en el Aaiún con lo que sus habitantes pasan a ser españoles eso si con
pocos derechos, más o menos como los que
teníamos el resto de los nacidos en España. En julio de 1974 me incorporé de
manera obligatoria a hacer el servicio
militar y ya se oía que en el Sáhara
había lío, pero cuando mi querido compañero y amigo de la infancia, el joven teniente
Juan Álvarez Aragón murió en “acto de servicio” en aquellas lejanas tierras el
18 de julio de 1975, supimos que lo
mismo teníamos que ir a la guerra de verdad e incluso hicimos unas maniobras en
los llanos de Facinas en la provincia de Cádiz para prepararnos.
Ya licenciado del ejército de
tierra, en el otoño de 1975, de la noche a la mañana y tras una marcha pacífica
de miles de marroquíes conocida como la marcha verde , el gobierno de
España entregó el territorio y
sus habitantes al Reino de Marruecos y a Mauritania. La parte de los saharauis
partidarios de la independencia encabezados por el Frente Polisario ( Frente
Popular por la Liberación de Saguía el Hanra y Río de Oro), huyeron hacia
Argelia y se establecieron en unos campamentos provisionales cerca de la
ciudad de Tindouf, bajo la protección de la ONU, donde todavía siguen muchos de
ellos sin que la ONU haya conseguido que puedan ejercer el derecho a la autodeterminación que tienen reconocido
internacionalmente.
Conozco un poco Marruecos y
tengo algunos buenos amigos desde hace unos 25 años y brevemente disfruté de la
hospitalidad de la simpar escritora
Fatema Mernissi en su casa de Rabat, cerca
de la playa . Como eran amigos, fui impertinente y ellos educados consiguieron
explicarme porqué los marroquíes consideran el Sáhara occidental como propio,
al igual que los españoles consideramos Gibraltar o Cataluña parte de España.
Luego están las razones históricas y por supuesto la realpolitik como decía
Bismark, en la que mandan los intereses y no los principios, ni mucho menos los
deseos. Para Marruecos y para
muchos ese territorio no debe ser
nunca un estado porque no sería verdaderamente independiente en la guerra
continua que vivimos y más ahora con el peligro yihadista que avanza imparable
por esa zona, en la que antes campeaban libres las tribus nómadas sin tener en
cuenta las fronteras artificiales rectilíneas, que en los mapas coloniales dividían
el océano de arena y piedra que se extiende desde nuestro Sáhara hasta el Mar
Rojo, sencillamente porque como decía mi bisabuelo El Guerra parafraseando
al gran Talleyrand: “Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”.
Conozco a fondo el libro Estudios saharianos de Julio Caro
Baroja que investigó rigurosamente como era el Sáhara español y sus habitantes
antes de la colonización y que debería ser
de estudio obligatorio antes de hablar de esta materia, aunque suele
ocurrir que la mayoría lee estos estudios y solo observa lo que puede favorecer
sus argumentos.
Del 16 al 30 de enero de 2009 estuve en la
wilaya de Auserd, uno de los campamentos de refugiados, como profesor
cooperante en el colegio Madrid acompañando
a 15 alumnos de mi facultad de Educación
y pude ver la dignidad en la que vivían
pese a llevar más de 40 años allí manteniendo el deseo de trasladarse a su tierra que saben ocupada
ahora por colonos marroquíes y muchos saharauis que no se fueron al llegar la
marcha verde y que nadie ha sabido o querido
explicarme cuántos se fueron y cuántos de quedaron.
Si yo fuera un refugiado tras
casi 50 años de provisionalidad no lo dudaría y volvería a mi tierra con los
míos y luego ya veríamos, porque estar en un campamento no es vida y
posiblemente me sentaría mal que España estuviera ahora más cerca del rey de
Marruecos que del Frente Polisario, pero a mi me preocupan solo las personas y como
soy español creo que España, pase lo que pase y desde ahora, debería de ofrecer
a todos los refugiados de esos campamentos en Argelia la nacionalidad española
por si lo desearan, razones de todo tipo hay para hacerlo, o la residencia
permanente como apátridas. Es un deber
que tenemos con ellos.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo.
Gracias
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