3 MENORCA. CIUTADELLA DE NIT

 

El vuelo de hora y media fue tranquilo y sobre nubes que se aclararon un poco cuando sobrevolábamos Mallorca. A mi derecha estaba sentada una agradable viajera con ganas de pegar la hebra, lo que para mí es irresistible. La charla me confirma en la idea de que a poco que te apliques acabas descubriendo que siempre tenemos con el interlocutor  algún conocido común. El aeropuerto de Menorca es amplio y éramos el único vuelo, así que en un cuarto de hora estábamos fuera y camino del alquiler del coche del que éramos unicos clientes, y en un instante me entregaron las llaves de un coche a estrenar y mucho mejor que el que había contratado por internet  y por el mismo precio. Esto me pasa muy a menudo porque soy un tío de suerte,  y gracias a ello me permito probar autos desconocidos que por el hecho de serlo me encantan, Ford Kuga, Audi5 yesta vez era un MG-ZS, tipo "suv" que aunque sea una marca clásica inglesa (Morris Garages) es  de natural chino total, que me está pareciendo impecable.

En una hora y por la carretera Me-1 se atraviesa la isla, disfrutando de un paisaje suave y verde como si estuviéramos por las faldas de Sierra Morena, hasta llegar a nuestro hotel en la Cala de Blanes de Ciutadella. Eficaz y atento servicio, habitación y terraza agradable con unas bonitas vistas del mar. Comida bufet correcta  sin alardes, pero con buenas ensaladas y una más que aceptable fideuá. Tras una siesta reparadora tratamos de acercarnos al mar pero el viento azotaba con ganas, asi que sin más preámbulos nos fuimos a la ciudad a la que llegamos de noche pues  aquí se puso el sol 48  minutos antes que en La Antilla. La ciudad está dividida por el puerto que se atraviesa con un puente, y esa vista tiene un encanto especial. 

Aparcamos en la plaza des Born, donde está el ayuntamiento, el soberbio edificio de la foto, con poco más de un siglo en el lugar donde estuvo la alcazaba de los cordobeses, completamente demolida, yo diría que al menos tres veces. Al otro lado el Carrer Major des Born, calle peatonal flanqueada por casas señoriales y comercios discretos, incluso una preciosa botica,  que lleva a la catedral gótica, de una sola nave muy amplia y que merece la pena. Espero uno de estos días oir el órgano que está en un lateral.

Un poco más adelante, en la confitería El Diamante nos tomamos un té earl grey bien servido y leímos MENORCA, el diario de la isla desde hace 83 años. Por las calles a esta hora no se ven turistas, solo ciudadelanas y ciudadelanos.

De vuelta  a eso de la 20,30 horas salía de la catedral una procesión de muchos fieles con antorchas discretas llevando un cristo entre cuatro portadores, pero con poco garbo y mucho aire que invitaba a volver al hotel y dar por terminado el día  con una copa de vino y un poco de queso. Espero mañana tener más que contar. Buenas noches