Somos tan ingenuos que
creíamos que acabado el 2020 y en un nuevo año 2021 disponiendo ya de vacunas
todo iba a ser un jardín de rosas en nuestra “nueva normalidad” o
NEONORMALIDAD, neologismo que como sabéis yo uso desde el 14 de junio de 2020, con el permiso
de la FundéuRAE a la que en ese día consulté lo siguiente:”Uso de -Neonormalidad-
como nueva palabra en vez de -Nueva normalidad- que nace como expresión para
referirse a la vida que llevaremos en lo que reste de pandemia que será como la
que teníamos antes pero con nuevas normas higiénicas y de urbanidad requeridas
para dificultar los contagios. Creo que el uso del prefijo Neo- es adecuado
para referirse a algo que se parece a la normalidad y que más que nuevo es más
reciente. Además de por economía de lenguaje, ¿Estoy acertado?” , a lo que me
respondieron diligentemente: “Sí, la formación con el prefijo neo
también es válida. Saludos cordiales”. La FundéuRAE, Fundación del Español
Urgente, nace de la colaboración entre el departamento de Español Urgente
de la agencia EFE y la Real Academia
Española de la Lengua para asesorar a los periodistas en el buen uso del
español y para mi es la autoridad competente en el uso de la lengua por la
rapidez con la que contesta las consultas.
Pero vamos al grano, que me
enrollo como una persiana, si la semana pasada mostraba mi enfado por la
negligencia de los servicios de salud autonómicos en la administración de las
vacunas disponibles, que van con retraso cuando está en juego la vida de las
personas, la actualidad ponía más negro el horizonte con el asalto de una banda
muy numerosa de partidarios de Trump a la sede por antonomasia de la democracia norteamericana y para colmo
tras una arenga incendiaria a las masas por parte de su jefe convocante, el
presidente del país con el ejército más poderoso de la Tierra. El mundo al
revés, el hombre obligado a defender la ley y el orden de su república de la
que es el máximo responsable, incendia a sus partidarios más lanzados para que
asalten el Capitolio, la sede del poder legislativo, con el fin de imponer su
delirante versión de la realidad, contra toda evidencia y todas las
resoluciones judiciales. En su cabeza llena de soberbia y supremacismo no cabe
la derrota democrática en las urnas y como
un niño malcriado no quiere aceptar que ha perdido las lecciones y que tiene
que entregar pacíficamente el poder, ayudando al nuevo presidente electo. No,
no es un loco, sino un presunto criminal y confío que el sistema legal y político de su república
pueda hacerle pagar el daño irreparable que le ha causado.
Me parece delirante que los
políticos españoles partidarios de Trump o cercanos a sus tesis comparen estos hechos
sediciosos organizados desde la máxima autoridad de la nación, con la
manifestación “Rodea el Congreso” que tuvo lugar en España en 2016 contra la investidura de Rajoy y
que fue convocada por una asamblea de
organizaciones “revolucionarias” de
parafernalia izquierdista, eso sí auspiciada por la bisoña Podemos e IU que
entonces ni podían soñar que iban a estar en el gobierno, pero todo vale para
su objetivo de derribar al gobierno
democrático de España al que consideran ilegítimo, echando leña al fuego
al mejor estilo Trump, discípulo de Steve Banon y porque no decirlo también de Goebbels que es el maestro supremo
de la estrategia de ganar elecciones nucleando a los descontentos, desprestigiando
el sistema democrático, criminalizando a sus adversarios como enemigos de la
democracia y negándoles la legitimidad grande o pequeña que obtuvieran en la
urnas, porque para ellos los únicos votos válidos son los de los patriotas
auténticos que obviamente son los que los votan a ellos. Nunca me han gustado
este tipo de actuaciones ni los escraches porque sin respeto al adversario, sin
buena educación y sin urbanidad no es posible la convivencia entre diferentes.
Tampoco se puede comparar con el bloqueo al parlamento catalán del 15 de junio
de 2011 para impedir la aprobación de los presupuestos de los recortes y mucho
menos con la manifestación feminista del
15 de enero de 2019 para protestar ante
el parlamento andaluz contra la investidura del presidente con el apoyo de VOX
que exigía para otorgarlo el fin de las políticas de género, pues en los tres
casos los máximos dirigentes gubernativos no estaban del lado de los
manifestantes sino en contra y los manifestantes no entraron a la fuerza a las
sedes parlamentarias, ni impidieron la celebración de sus sesiones, por lo que
aunque nominalmente fueran ataques al poder legislativo no traspasaron la
frontera de las libertades constitucionales de manifestación y expresión como
ya sentenciaron los jueces españoles. Solo admito un cierto parecido pero de carácter paródico con la revueltas
producidas en Cataluña con el apoyo de los presidentes independentistas que
cobardemente lanzaban a sus partidarios más lanzados a infringir las leyes, como Torra que pedía a
sus más violentos fanáticos “que apretasen”, en el mismo estilo del
descerebrado Donald.
Por si todo esto no fuera
suficiente para temer al nuevo año que en vez de preñado de esperanza se ha iniciado
lleno de desastres políticos y
sanitarios ha irrumpido lo que nos
faltaba, FILOMENA, que no es el nombre
de mi abuela sino una borrasca de tomo y lomo que está anegando de lluvia, nieve o hielo casi toda la geografía peninsular en
medio de un frío glacial. Lo bueno es que con tanto frío las vacuna necesitan
menos refrigeración y seguramente la gente saldrá menos de sus casas y lo mismo
así si somos capaces de controlar la expansión de la pandemia que anda desbocada gracias a haber “salvado la navidad”.
“No hay mal que por bien no
venga” como dice el refrán popular, que a mi juicio debería decir “no hay bien
que por mal no venga”. Deseo que tengamos suerte para que no aparezcan a
continuación, una detrás de otras, las siete plagas de Egipto o una invasión
extraterrestre o lo que sería mucho peor, la extensión mayoritaria de la
estupidez que nos caracteriza como especie.
4 comentarios:
Lo de Trump, salvando las distancias, me recuerda a aquel amigo de la infancia que era muy malo jugando al fútbol pero tenía siempre un buen balón. Era elegido el último, por mal jugador, y su equipo siempre perdía. Día tras otro, cuando veía que la remontada era imposible decía : "Ea! el balón es mío y me lo llevo". Menos mal que era sólo un balón; lo de ahora es más grave, o no?.
Muy buen artículo. Lo comparto en su contenido y lo comparto por la redes, por con tu permiso. Gracias
RAFAEL MARTÍNDEAGAR V
Muy de acuerdo y agradezco la anécdota
Gracias y encantado de que lo compartas, es un orgullo.
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