Con el volcán asolando la Palma,
una de las más jóvenes islas afortunadas,
me encantaría que Galdós viviera y nos narrara lo que está ocurriendo,
desde su punto de vista de canario que habitaba entre Madrid y Santander. Siempre
ha sido mi escritor favorito, aunque lo haya abandonado durante muchos años. Su
prosa “fácil” y fluida me cautivó de niño, veréis: tenía yo ocho años y estaba con mis abuelos maternos pasando una
quincena de veraneo en Alizné, una
preciosa finca en el borde de Sierra Morena, vivíamos en una casa sin
electricidad pero con todas las demás comodidades y desde la que se dominaba el
pantano de La Breña donde tras el rezo familiar
del rosario vivíamos atardeceres largos en los que íbamos viendo aparecer planetas,
estrellas y hasta la Vía Láctea que ahora ya no encuentro.
Entonces los días de verano me parecían cortos porque aunque empezaban
temprano cuando las esquilas de las
ovejas nos despertaban al alba, nos acostábamos pronto, dos horas después del
atardecer; era un mundo sin televisión, ni radio, ni luz casi para leer. Tras
la siesta obligatoria y la merienda deseada venían horas todavía de calor en
las que algunos de los niños tenían que estudiar y hacer deberes bajo la supervisión de mi tía
Nati y otros más afortunados podíamos leer. Un día, mi abuelo Enrique viendo que pasaba rápido las hojas, como si ya me las
supiera de memoria, de las revistas ilustradas Signal y Mundo, cuyas
colecciones de la segunda guerra mundial allí estaban en la parte baja de la
librería, que ocupaba una esquina de la estancia principal de la casa, me sacó
un tomo de una colección anodina que ocupaba la parte alta : “ Juanito, yo
creo que ya eres mayor para leer este libro y si te gusta hay muchos más”,
era Trafalgar, el primero de los Episodios Nacionales. Me senté en un sillón
bajo de varetas de olivo, arropado por la librería y comencé :“Se me
permitirá que antes de referir el suceso de que fui testigo, diga algunas
palabras sobre mi infancia, explicando por qué extraña manera me llevaron los azares de la vida a presenciar la terrible
catástrofe de nuestra marina” al poco me había atrapado el relato y me identifiqué
con el protagonista, Gabriel Araceli, que tenía más o menos mi edad y estaba a punto de enrolarse como grumete para
vivir la batalla de Trafalgar el 5 de octubre de 1805 y al que luego vi madurar en las siguientes
novelas que suceden en las gestas más importantes de la Guerra de Independencia.
Esos veranos me permitieron leer
las 46 novelas de la colección más interesante sobre la historia de España del
siglo XIX, precisamente el más convulso y que determinó nuestro trágico pasado
reciente y que ojalá sirva a sus lectores para conquistar el futuro que él deseaba para los españoles.
Nadie ha hecho una tarea tan extensa de divulgación histórica. Benito Pérez
Galdós es para mí el mejor escritor en
prosa tras Cervantes, aunque algunos resentidos escritores sin éxito lo
tildaran de “garbancero”, porque ganaba dinero, mucho dinero, escribiendo, sus libros se vendían y eran esperados por miles de seguidores.
Aunque he leído a veces algún
episodio suelto y alguna otra de sus novelas,
aprovechando la jubilación he vuelto a leer las cinco series y este verano he estudiado
a fondo la monumental biografía que ha
escrito Yolanda Arencibia Santana exponiendo
con rigor todo lo que se sabe sobre este verdadero titán de la literatura,
incluida su vida familiar y sus sentimientos personales, a lo que dedicaré alguna
otra brevería. Me ha permitido comprender el volcán interior que bullía dentro de
Benito Pérez Galdós, que pese a sus humanas miserias era un hombre cabal al que
“le dolía España” y que con su pluma
comprometida contribuyó a mejorarla. Para mí es un ejemplo de patriota. Cuanto
lo admiro y cuanto me gustaría aprender
de él. Si, lo echo de menos hoy.
El cuadro es Galdós en 1894
retratado por Sorolla
2 comentarios:
Coincido totalmente contigo. Precisamente he disfrutado recientemente con la lectura de Fortunata y Jacinta y de Trafalgar.
Perez Galdos un héroe y un patriota.
Sin duda es una de sus mejores novelas gracias
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