La lumbalgia que me venía avisando desde hace semanas, ha dado la cara con dolor. Gracias al Enantyum, a la aplicación de calor y los consejos de mi sobrino Pablo, sabio, paciente y especialista en la materia, he podido seguir dando paseos más cortos y lentos con descansos. Así que me he centrado en las iglesias cercanas, joyas artísticas indudables dentro de las más de 900 iglesias católicas de la Ciudad eterna, empezando por Santa Inés en Navona adosada a la descomunal embajada de Brasil, esta con una humilde exposición sobre Los Cangaçeiros.La que más me gusta es con claridad Santa María de los Mártires ( antes Pantheon), tres largas visitas, la de hoy ilustrada por un sabio argentino, padre de una arquitecta y oriundo de Lugo que explicaba a su mujer, oriunda de una aldea de Cangas de Narcea, como se había hecho y que me dió pie a preguntarle y disfrutar de una jugosa conversación a pie parado en la posición recomendada. Luego San Luis de los Franceses y sus Caravaggio, Santa María supra Minerva, la única gran iglesia gótica que queda en Roma, construida sobre el templo de Minerva, contiene el Cristo en la Columna de Miguel Ángel mancillado con un ridículo paño de pureza de piedra negra. El Gesú en toda su desmesura y San Andrea del Valle. Antes de irme a descansar tumbado intenté ver a los gatos de la colonia que habita protegida en las ruinas del Largo de la torre Argentina, me fueron esquivos. Más tarde camino de San Pedro en el Vaticano, comimos al paso pizza al taglio, que no son redondas sino rectangulares y te pesan el trozo que te llevas, la mía de berenjena sencillamente espectacular. Íbamos buscando Il Portone di Bronzo del Palazzo Apostólico, donde nos darían las entradas para la misa crismal de mañana con el Papá. La inmensa plaza estaba "a tente bonete" para entrar en la basílica mayor de la cristiandad, pero ¡oh milagro! nosotros teníamos el correo recibido que actuaba de salvoconducto y acompañados de un carabinero pasamos los controles y a la oficina. Con nuestros dos billetes y tras preguntar a un guardia suizo estirado con la ayuda de una traductora italiana espontánea, comprendimos que mañana habría que madrugar mucho si queríamos tener un buen asiento, de forma que por si acaso y ya que estábamos allí y nos habían saltado la cola nos metimos a saludar a la Pietá y a curiosear a fondo por aquella inmensidad hasta salir confundidos con un grupo de scouts por las catacumbas donde moran los cuerpos de los papas.Al salir llovía mansamente y sin taxi disponible nueva caminata para volver. Hoy que lo he medido han sido 13070 pasos. Casi sin dolor me dispongo a salir a cenar y a tomar el helado reglamentario, para acostarme pronto, confiando que mañana será mejor día. Buonasera.
2 comentarios:
¿Qué decir de algo tan agradablemente descrito, tan bello? Sencillamente, envidia -se dice sana, falso. Es solo envidia- Eso sí, sin ninguna connotación negativa, porque lo bello también ha sido, es, sinonimo de bueno y nos abstrae a un mundo mejor, que deseamos y nos hace felices. Un abrazo.
Pepe Valdivia.
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