Querido Paco:
Siempre has sido valiente y
comprometido. No entiendo bien tu locura gandhiana de hacer huelga de
hambre para luchar por las causas que consideras justas, pero debo
reconocer que cuando lo has hecho, ha sido porque tus esfuerzos
anteriores por corregir el curso de los acontecimientos no han dado
resultado.Siempre has sido un hombre dialogante, comprensivo y muy razonable. Escuchas con atención, entendiendo las razones de los adversarios de tus causas, razonas con suavidad defendiendo las tuyas, buscas el acuerdo hasta la extenuación y casi siempre lo has encontrado, pero cuando no ha podido ser, con tu mirada limpia y sin odio, te has retirado y casi como un mártir has seguido defendiéndolo con sacrificio personal, como si tuvieras la seguridad que a mi me falta de que los adversarios de tus causas, ante tu sufrimiento acabarán cediendo, porque también son seres humanos y porque lo que es justo acaba triunfando.
Siempre he tenido dudas sobre qué hacer para enderezar el
rumbo de nuestro mundo, que al borde del precipicio trata de quedar a
flote, soltando como lastre cada vez a más seres humanos. Hoy con la
esperanza casi perdida en las causas colectivas, leo tu manifiesto casi
desesperanzado y recupero algo de ilusión en la lucha colectiva por un
futuro para nuestros hijos y nietos, como si no fuera imposible, como si
los poderosos nos hubieran llevado hasta aquí sin darse cuenta.
Siempre tus causas a mi también me han parecido justas y
buenas para el futuro de todos, en algunas modestamente he estado a tu
lado anónimamente pero sintiendo tu cariño cuando nos saludábamos como
compañeros, por eso ahora, temiendo por tí porque eres un bendito
cabezón, apoyo tu lucha y estaré contigo dónde nos convoques, pues a lo
mejor tu llevas razón y los adversarios son seres humanos capaces de
ceder para que todos tengamos futuro.Yo no lo veo, pero si tu lo ves voy a seguirte... con una sonrisa.
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