YO, VIEJA, es un libro que se
lee con agrado y de corrido pese a tener un contenido poliédrico. Podría haber
sido un ensayo académico titulado “El
camino femenino a la vejez” pues analiza la evolución de la mujer en su largo
camino en la vida explicando sus causas, patologías y alternativas. También podría
calificarse como un libro de autoayuda para vivir una vejez plena y está lleno
de sugerencias, insinuaciones, argucias, inspiraciones, iniciativas, tretas,
atrevimientos, trucos y mañas, para que siendo mujer u hombre puedas ser viejo y disfrutarlo. Finalmente es un manifiesto feminista para una
vejez digna con propuestas, componendas y mañas para la acción que debería ser
leído por los políticos, si es que de verdad quieren ayudar a las mujeres a
conseguir este objetivo; o también podría servir de base para un manifiesto de
lucha organizada de las mujeres.
Amo a las mujeres en general,
a unas más que a otras, claro. Fui educado por unos padres que a su manera eran feministas; crecí rodeado por hermanas
celosas de su lugar en el mundo y de hermanos también feministas. Luego
disfruté de estudiar Biología con más mujeres que hombres que he reencontrado
tras 45 años comprobando que el compañerismo entre hombres y mujeres es real y
puede permanecer. Continúo unido a una mujer feminista y antes de casarnos redacté
y firmamos en 1975 unas capitulaciones matrimoniales comprometiéndonos a la
igualdad entre nosotros, pese a lo que establecían las leyes. He ido
envejeciendo mientras vivía sin comprender bien porqué las mujeres que me
rodeaban tenían cada vez más ira e
incluso empezaban a ser menos amables y este libro me ha ayudado a comprender
que todo es consecuencia de la histórica
situación de injusticia y de abuso en la que han vivido las mujeres y siguen
viviendo, aun las que han estudiado carreras universitarias y ejercido
profesiones con éxito, pues por regla general todas ellas han postergado sus legítimas
ambiciones personales para ser cuidadoras
de sus hijos, maridos, padres, nietos o familiares dependientes, evolucionando
de los “seres-para-sí” que querían ser para convertirse en “seres-para-los-otros”.
Las mujeres han sido siempre
las cuidadoras universales en nuestra sociedad
y ya están hartas de entregarse a
la causa, pese a hacerlo por amor, sin recibir la mayoría de las veces
ni el cariño ni el agradecimiento de los beneficiarios de su entrega, por eso
entiendo y el libro de Anna Freixas lo explica muy bien, que la ira y la rabia
que sienten las mujeres es su manera de decir: ¡basta!, ¡hasta aquí hemos
llegado!.
La autora y yo fuimos compañeros en la facultad de Educación de Córdoba donde era
parte fundamental de un grupo académico feminista, gracias al cual tuve acceso a mucha literatura escrita por mujeres que me habían pasado
desapercibidas, o mejor dicho,
ocultadas, como Doris Lessing o la genial Joyce Carol Oates que nada tiene que
envidiar a Dos Passos o Faulkner. Luego
ha capitaneado un potente movimiento feminista en forma de tertulia “Las
Frescas. Una habitación propia” en cuyo grupo
fundador también estaba mi hermana pequeña, Esther, y no creo que haya muchas
tertulias que tengan el poder de convocar a más de cien personas a oír cosas
interesantes y a hablar opinando casi todos los asistentes. Este 25 de
noviembre también la encontrarás seguro en la manifestación contra la violencia
machista. Es pues una feminista convencida y una intelectual de categoría que
todo lo que escribe lo ha pensado y hablado muchas veces con muchas mujeres, así
que lo que dice es “el evangelio”.
Los hombres a veces hemos
hecho también de cuidadores, pero voluntariamente y normalmente nos lo han
agradecido y no es que cada uno de nosotros tengamos que pedir perdón por ser del género dominante que ha oprimido a
las mujeres, pero por lo menos podríamos comprender que las mujeres tienen
derecho a estar cabreadas porque lo que se ha hecho con ellas no tiene nombre,
no hay derecho y se parece mucho a la esclavitud, por más consentida que muchas
prefieren creer que haya sido, para no tener que enfrentarse al dolor profundo
de haber sido dominadas y forzadas hasta
situaciones terribles como todavía vemos en medio mundo.
Hay libros instructivos, otros son entretenidos, algunos
resultan útiles. YO, VIEJA es todo eso y además es un libro necesario para las mujeres si quieren tener una vejez
fresca y libre de ataduras culturales que han coartado su libertad, porque cuidar
a los demás debe ser una obligación-devoción de toda la sociedad, incluidos los
hombres, que también deberíamos leerlo si queremos aprender a ser unos viejos frescos y orgullosos dignos de acompañar a las mujeres
que queremos. Así que corre a encargarlo a una librería pues seguro que la cuarta edición ya se habrá
agotado cuando llegues.
11 comentarios:
Magnífica reseña y confesión sobre la responabilidad masculina en la opresión a las mujeres.
Muy bien contado, emoción al léete
Gracias, amigo mio.
Gracias
Me ha encantado. De tu sobri Keka
Ningún yugo está justificado
Estupendo J.Maria!! Hacen falta
muchos hombres que caminen junto a las mujeres para conseguir cuanto falta por hacer....gracias!
Que buena reseña Hernano de Yo Vieja de AnnaFreixas y que bien escribes y cuentas las cosas de nuestra vida en relación al tema del libro, pues nuestra gran familia ha sido sin ninguna duda una fuente de formación e información inagotable en este tema.
Me ha encantado tu referencia a tus compañeros de carrera de Biología en Sevila y la circunstancia de que hubiera más mujeres que hombres ya en aquella época y a vuestra camaradería de entonces y ahora.
Por contraste contigo, yo estudié una carrera, Ciencias Economías en Málaga, 4ª Facultad de Economicas de España, en la que entonces sólo el 12% éramos mujeres y hoy día en cambio, 50 años después, las mujeres que estudian Económicas son mayoría en las más de 90 facultades que hay en España, otro mundo.
Me ha encantado tus referencia a la vejez y al feminismo de la manera en que lo has hecho y el reconocimiento al libro de Anna como guía a seguir para tener una vejez saludable.
Enhorabuena
Tu hermana la más vieja de todos
Juan me ha gustado tu reseña, sencilla y clara. La pasaré a mis contactos y compraré el libro
Muchísimas gracias, siempre has sido un ejemplo para los más "pequeños". Besos
Muchas gracias.
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