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miércoles, 5 de mayo de 2021

EL TRIUNFO DE LA EMOCIÓN neonormalidad 54

 


Isabel Díaz Ayuso (IDA) ha triunfado en las elecciones madrileñas de manera incontestable, con casi el 45% de los votos, al sumar medio millón de los que obtuvo Ciudadanos en 2019 y otros 400.000 provenientes de la subida del 20% en la  participación. Aun así por debajo del 52% alcanzado en Madrid por Felipe González en las elecciones generales de 1982 que abrieron una nueva etapa socialdemócrata en la política española  tras cuarenta años de dictadura conservadora y una breve transición liderada por una  fuerza de centro como UCD, que fue destruida por los poderes fácticos y  por sus errores, como ahora ha sucedido con  Ciudadanos. Sin la destrucción de estos, IDA no hubiera podido ganar estas elecciones y quizá, inaugurar una nueva etapa conservadora en la política española; pues, no nos engañemos: el gobierno de Pedro Sánchez fue fruto de una hábil maniobra política, aprovechando la debilidad del PP y la flojera de Rajoy, que de tan compleja era casi imposible. Pero salió bien, a mi juicio muy bien, pues no quiero pensar lo que nos hubiera sucedido a los españoles corrientes si la pandemia nos pilla con un gobierno del PP ahogado en corrupción.

 IDA, como política oportunista, dio un golpe de mano destruyendo su gobierno pese a tener estabilidad parlamentaria. Formaba parte de un plan perfectamente preparado desde que las encuestas a mediados de 2020 le daban buenos augurios a ella, pésimos a Ciudadanos y malos al PSOE y Podemos. Ese plan estaba listo  para ser puesto en marcha en el momento oportuno , como siempre se ha hecho con los golpes de mano en la historia, al menos desde el asesinato de Julio César que estaba perfectamente planificado.  El pretexto murciano que en nada afectaba a la gobernabilidad de Madrid, marcó el inicio de una inteligente campaña que ella ha manejado con maestría torera, enseñando los trapos rojos que le convenían. Los demás contendientes en vez de torear  cada uno con su faena, como ella, han sido toreados y  como nobles toros han embestido a los capotes y  muletas que ella les iba poniendo, hasta que, agotados, han sido estoqueados por los ciudadanos en las urnas. Y  ahora falta saber si IDA aupada en tan brillante faena, completa la temporada cobrando las cabezas de Pablo Casado y de  Pedro Sánchez, como ya tiene la de Pablo Manuel Iglesias(PMI).

IDA es la clave de esta maniobra, sean quienes sean sus asesores, pues es su frescura y falta de pudor la que ha conquistado a la mitad del electorado sin necesidad de presentar programa alguno. Tras una comparativamente mala gestión de la pandemia, tras un incremento elevado de la desigualdad, tras una corrupción en el PP madrileño y tras tantas torpezas que solo su gracia  y osadía y sobre todo el apoyo incondicional de los medios conservadores explican un poco el resultado. El fenómeno me ha resultado tan increíble que he leído  a diario, desde la convocatoria del 10 de marzo, el ABC, La Razón, El Mundo, La Vanguardia, El País y El diario de Sevilla, además de la prensa digital de mi elección. Lo tres primeros  se han comportado como la cadena FOX  cuando aupaba a   Trump, con días memorables como el pasado 3 de mayo en el ABC donde todo era un pasquín electoral de IDA. Pero con eso sólo no se ganan elecciones, aunque ayuda, claro; a mí por los menos a no volver a leerlos hasta que se me olvide y lo siento porque tienen también buenos periodistas y articulistas.

Vox ha mantenido la posición gracias a sus provocaciones continuas que han satisfecho a su electorado, que ha crecido aproximadamente tanto como la participación. Sus partidarios no se han dejado seducir por la nueva heroína de la REVOLUCIÓN CONSERVADORA  (que no otra cosa es  nuestra inefable IDA), a la que yo personalmente doy la enhorabuena porque con osadía y frescura, con emoción, repitiendo mentiras y sin razones ha llevado la política en España a un nuevo paradigma que todos veíamos crecer en otros países bajo la influencia de Steve Bannon y sus acólitos desde la época de Reagan y Tatcher y que aquí tan brillantemente desarrolló parcialmente el inolvidable Aznar frente a un debilitado PSOE.

La izquierda influida por el intrépido PMI, que irrumpió como el antagonista de la bestia,  entraron al trapo y a su “Socialismo o Libertad” respondieron pronto con “Fascismo o Democracia” (yo mismo lo asumí) que a ella le permitió elevar el diapasón hasta “Comunismo o Libertad”. Y de ahí fue todo olvidar las reglas básicas de la comunicación política que obligan a no seguir el dictado del oponente sino a presentar una alternativa política más atractiva. El PSOE con el mejor candidato para gobernar una sociedad dividida que necesita sosiego, ha hecho la peor campaña utilizando truquillos de mercadotecnia   y dejando a Ángel como una marioneta. Más Madrid, bien dirigida por Mónica  García, es la que ha hecho una campaña inteligente y razonable que si hubiera contado con un apoyo mediático similar al de IDA  se hubiera merendado al PSOE casi por completo y de PMI prefiero no decir más y confiar en que de una vez se aparte de la política  para ser el incisivo comentarista que a mi juicio le gusta interpretar. Sirvió para remover el lodo pero lo ha dejado todo enfangado.

Deseo vivir suficiente para ver si esta nueva  “revolución conservadora” se consolida y nos trae tanta prosperidad como prometen (aunque de ella solo se beneficien los ricos) o por el contrario, la izquierda reacciona inteligentemente y el  PSOE el primero, para recuperar el voto popular y una nueva emoción al electorado  no con trucos de mercadotecnia, ni apelaciones a  un antifascismo que la gente no siente porque no ve el peligro fascista real por ninguno sitio y lo mismo es porque no existe, todavía.  Hay que seducir al electorado con  buenas candidaturas, donde las mujeres deben ocupar al fin los puestos principales con programas dirigidos sobre todo a las clases medias que son las que hemos perdido con tanta retórica progresista de salón, cada vez más apartada de los intereses de los electores que nos dieron la victoria, primero con Felipe y luego con Zapatero. No se puede hoy hacer un discurso progresista que acentúe las políticas que sin duda hay que hacer para favorecer a los más débiles: inmigrantes, LGBT y sectores marginales diversos, que luego lamentablemente no votan, olvidando a los electores o cabreándolos.

Las clases medias tiene que recuperar la fe en que la socialdemocracia garantiza mejor el progreso y la creación de riqueza y la distribuye más justamente. Las clases medias necesitamos que nos garanticen  pensiones, sanidad, dependencia y educación, que nunca serán prioritarias para  las fuerzas conservadoras. Los que tenemos una edad vemos que nuestros hijos tienen peores puestos de trabajo que nosotros y peor pagados (cuando los tienen) y que los que ya eran ricos hace veinte años son aún más ricos. Hay que despertar y responder a la “revolución conservadora” con la revolución socialdemócrata y hay que estar atentos, muy atentos, para que no nos sorprendan. Por eso me encanta que el PSOE de Andalucía acabe de anunciar las primarias, vaya a ser que el presidente andaluz quiera consolidar posición  y convoque elecciones que nos pillen desprevenidos. Y que en Madrid se recupere el espíritu de lucha para defender los servicios públicos con la ayuda de los sindicatos, pues esas luchas serán el único freno a un gobierno conservador crecido que puede arrasar con lo que queda. Porque solos, tomados de uno en uno, no somos nadie frente a los poderosos pero unidos podemos ganar.