Menorca tiene siete faros , ya hemos visto dos en la costa norte: el de punta Nati y el de Cavallería y hoy hemos ido a ver el de Ciutadella que está a la entrada del puerto antiguo frente al castillo de San Nicolás, hubiera sido muy agradable ir andando desde el hotel (3,5 km) bordeando la costa y luego seguir hasta el centro de la ciudad para volver en autobús, pero la mañana era desapacible. El sitio tiene su encanto y está rodeado de casas de verano muy agradables, su destello entra suavemente en nuestra habitación cada 5 segundos aproximadamente. Luego fuimos al faro de Artrutx en el cabo del mismo nombre que entra en el mar y es el punto más cercano a Mallorca, resulta imponente con sus 34 metros de altura, aunque en verano humillan su historia instalando un restaurante y bar de copas.
A la vuelta aparcamos como de costumbre en la plaza des Born y paseamos un rato, descubriendo nuevos detalles como los preciosos soportales del Carrer Josep María Quadrado o Ses Voltes donde se esconde la histórica Farmacia Llabrés con sus puertas modernistas y otros detalles del primer tercio del siglo XX. A continuación compramos algunas cosas , pero especialmente los retenedores para las contraventanas típicas menorquinas que se ven por aquí y que son bonitas y prácticas en su sencillez, los encontramos en la primera ferretería que entramos, con el sugerente nombre de Fil de Ferro, y como preguntamos nos lo dijeron, que están hechas por herreros de la ciudad de lo que estaba espacialmente orgulloso y yo también, añado. La ferretería podría estar en cualquier lado pero Carlos Febrer, el ferretero, es único y muy capaz de responder a cualquier pregunta . Luego una rica cerveza en Es Roseret acompañada de pequeñas aceitunas arbequinas de Menorca con pimentón picante, pequeños detalles de los que no hacen ostentación salvo que les preguntes y entonces se explayan.
El almuerzo fue en el hotel con mucha ensalada y un arroz de verduras agradable y luego tras la siesta rematamos el día yendo a Cala Morell a disfrutar de la puesta de sol. Disfrutar, disfrutar, no fue posible por el viento que amenazaba con derribarnos pero el lugar es una maravilla y las olas levantaban su espuma más de diez metros al chocar contra el acantilado. Y esto es todo, mañana volveremos a intentarlo.
4 comentarios:
Espero que al ir nosotros se haya pasado el vendaval. Buenas noches. Rafael Martin de Agar
Seguro
Una pena. El viento es un fenómeno meteorológico que todo lo trastoca lo sabemos bien los que frecuentamos la costa de Cádiz. Una buena cerveza compensa en parte. Suerte para los días que quedan.
A Lola le molesta mucho. A mí sinceramente poco. Abrazos
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